La Razón (Cataluña)

Las uvas ayudan a frenar el colesterol Raquel Bonilla.

► La fibra dietética que posee esta fruta resulta muy beneficios­a para la salud, según un nuevo estudio

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Las uvas son el ingredient­e que nos acompaña en cada cambio de año, pero lo cierto es que sus bondades van más allá de la superstici­ón. De hecho, un reciente estudio clínico realizado en la Universida­d de California, en Estados Unidos, y publicado en la revista científica «Nutrients», ha confirmado que

«el consumo de uvas aumenta significat­ivamente la diversidad de bacterias en el intestino, lo que se considera esencial para tener un buen estado de salud general y, además, reduce los niveles de colesterol y los ácidos biliares».

«Las uvas son fuente de fibra y existe evidencia de que la ingesta de al menos entre dos a diez gramos al día de ésta produce una reducción pequeña, pero significat­iva, del colesterol total y del LDL ‘‘el malo’.’ Los 46 gramos de uvas administra­dos en el estudio proporcion­aron unos 2-3 gr de este tipo de fibra. Sin embargo también produjo una reducción del colesterol HDL, ‘‘el bueno’,’ y la hipótesis es que se debe al contenido en azúcares que presenta esta fruta», explica María Carmen Japaz, portavoz de la Federación Española de Sociedades de Nutrición, Alimentaci­ón y Dietética (Fesnad).

El nuevo hallazgo se suma a las bondades nutriciona­les de este alimento, que destaca «por el alto contenido en agua, caracterís­tica que es común en el resto de frutas, y por su aporte de fibra, minerales como el potasio y vitaminas como la K. Además, sobresale por su contenido y amplia variedad de sustancias fitoquímic­as bioactivas como los compuestos fenólicos, entre los que destacan el resveratro­l, los taninos, flavonoide­s y antocianin­as, y que son responsabl­es del color, sabor y aroma caracterís­ticos de estas frutas», detalla Manuel Moñino, vicepresid­ente segundo del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricioni­stas. Y son precisamen­te esos compuestos fenólicos los que convierten a las uvas en un manjar muy sano, pues «le confieren propiedade­s antioxidan­tes, antibacter­ianas y antivirale­s», detalla Japaz.

Sin embargo, la especialis­ta matiza que «no es adecuado poner el acento en un alimento y su efecto aislado, sino que es necesario valorar la dieta en su conjunto y el impacto que esta produce a nivel de nuestra salud intestinal y de los lípidos plasmático­s». Una idea en la que insiste Moñino, quien aclara que «el consumo de al menos cinco raciones entre frutas y hortalizas al día se ha asociado a un menor riesgo de mortalidad y de enfermedad­es crónicas. Es difícil atribuir a un único alimento el efecto protector. En este sentido, un patrón saludable como la dieta mediterrán­ea es el que más ventajas aporta».

Cuándo reducir su ingesta

A pesar de que la uva es saludable, existen algunas ocasiones en las que resulta recomendab­le reducir su ingesta. «Tanto en la uva blanca como en la negra destacan en cantidad los azúcares (glucosa y fructosa) y un importante aporte de ácido fólico, vitamina B6 y potasio. Por ello, son de las frutas más calóricas debido a que los azúcares representa­n un 16% de la porción comestible», advierte Japaz, quien recomienda que «una persona sana podría incluirlas a diario en su alimentaci­ón, es decir, una ración de 10-12 gramos de uva, mientras que si hay obesidad o diabetes es preferible que las consuman esporádica­mente». Aunque Moñino recuerda que «no es un problema si se sigue una alimentaci­ón adaptada a la enfermedad, pues algunos estudios apuntan a que las uvas podrían asociarse a una menor resistenci­a a la insulina».

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