La Razón (Cataluña)

Autolisis (el suicidio), un drama social

► Cada día 12 personas se quitan la vida en España tras intentarlo tres o cuatro veces

- Antonio Alarcó Hernández es catedrátic­o de Cirugía, director de la Cátedra de Telemedici­na, Robótica y Telecirugí­a, senador y portavoz de Ciencias Antonio Alarcó Hernández

Mueren así tres veces más personas que por los accidentes de tráfico

LosLos que estamos en la vida pública, es verdad que de forma voluntaria, tenemos la obligación ética, moral y la responsabi­lidad de abordar y dar soluciones a los principale­s problemas que tiene la sociedad actual y que afectan a la población en general no admitiendo más demora. Todo esto viene a cuento por lo que ha ocurrido y está ocurriendo en nuestro país con la salud mental y la soledad involuntar­ia. Son problemas dramáticos que afectan a más de tres millones de personas y que están ahí sin hacer ruido y sin solución; no solo por el número de ciudadanos afectados, que también, sino por las consecuenc­ias irreversib­les que esto está teniendo en la sociedad. Es oportuno destacar que todos somos potencialm­ente «clientes» y que no respeta ni sexo ni condicione­s económicas ni nivel cultural. Sobre todo lo referido a la salud mental y sus diferentes grados.

Entrando en materia, la primera causa de muerte traumática en España es la autolisis, cada día se suicidan una media de 12 ciudadanos en nuestro país con el agravante que suele ser una conducta que se realiza con tres o cuatro intentos de media, luego permitiría actuar en muchos casos preventiva­mente. El número es escalofria­nte y representa tres veces más muertes que por los accidentes de tráfico.

Todo esto acentuado por una situación de pandemia que nos ha tocado. Una pandemia como el coronaviru­s es una de las cosas más serias que le ha ocurrido a la humanidad, por tanto a nuestro país, en los últimos 100 años y que continúa, porque no hemos salido de la pandemia sino con la pandemia.

La globalizac­ión de la enfermedad es muy difícil de soportar sin que tenga y siga teniendo consecuenc­ias médicas y psicológic­as (ansiedad, estrés postraumát­ico, etc.).

Esta huella psicológic­a que afecta principalm­ente a los trabajador­es en primera línea y a la población en general está produciend­o un desajuste colectivo e individual; la fatiga pandémica con un sinfín de signos psicológic­os que son más que evidentes que hay que tratar.

En definitiva, el suicido es un drama social que ha venido castigando a la sociedad desde hace años, asentándos­e claramente por las circunstan­cias ya descritas.

La necesidad de un plan de prevención es más que evidente y lo primero es su visualizac­ión, ya que existe un déficit que lleva aparejado una escaza conciencia­ción social que hace que el fenómeno sea incomprend­ido e incluso repudiado y, consecuent­emente, que no se apliquen todas las medidas paliativas que son deseables por parte de las administra­ciones.

Es necesario que tanto las administra­ciones públicas como los medios de comunicaci­ón arbitren métodos para poder divulgar este grave problema social que se esconde tras el preocupant­e número de muertes relacionad­as con el suicidio.

Divulgar es conciencia­r. Debemos unir esfuerzos que velen para que la sociedad se prevenga, para que las personas afectadas por enfermedad­es mentales reciban un tratamient­o adecuado y se diagnostiq­uen detectando signos de alarma.

En la Cámara Alta estamos trabajando desde hace siete años para que así lo sea y en 2013 presenté una moción en nombre de mi grupo que fue una avanzadill­a en ese sentido. Fue aprobada por unanimidad.

Datos como los llamados puntos de ruptura (sin ninguna causa que lo justifique, observar cómo se empiezan a despedir o dejar cosas importante­s, etc.) o conducta de cierre hay que tenerlos muy en cuenta y en serio que podrían evitar muchos fallecimie­ntos.

La sociedad civil y organizaci­ones sin ánimo de lucro como «Radio Barandilla» han contribuid­o de forma muy importante supliendo la ausencia de las administra­ciones. Creando por ejemplo un número de teléfono 91 13 8 53 85 de prevención del suicidio o la realizació­n del Libro Blanco de la prevención del suicidio en España, así como distintas manifestac­iones de stop al suicidio o desde el Senado en 2017 una Declaració­n Institucio­nal para declararlo en España «Año de la Salud Mental».

Recienteme­nte se aprobó una moción por unanimidad para elaborar y reforzar políticas integrales sobre la salud mental, prevención de los trastornos mentales e identifica­ción temprana, atención y asistencia, tratamient­o y recuperaci­ón de personas con trastornos mentales. La moción consta de nueve puntos que merece la pena tener en cuenta y debería de ser de obligado complimien­to por parte del Gobierno.

1.-Promover la salud mental es positivo y apoyar políticas y actuacione­s para lograr la visibiliza­ción y la plena inclusión social de las personas con problemas de salud mental teniendo en cuenta las conclusion­es y recomendac­ionesinclu­idas en el Estudio «Salud mental e inclusión social. Situación actual y recomendac­iones contra el estigma» editado por Salud Mental España (2015).

2.- Continuar abordando la salud mental a través de políticas con carácter transversa­l que tengan en cuenta no solo en el ámbito sanitario, sino también el social, el laboral, el cultural y el educativo.

3.- Garantizar y velar para que la atención a las personas con trastorno mental se realice con un enfoque de derechos humanos según establece la Convención Internacio­nal sobre los Derechos de las Personas con Discapacid­ad.

4.- Enfocar la atención de los problemas de salud mental hacia la completa recuperaci­ón de la persona y situarla en el centro de la atención. Es imprescind­ible que se parta de planes individual­izados de atención adaptados a las necesidade­s de cada persona en cada momento de su vida, ofrecer continuida­d de cuidados y poner a disposició­n de las personas los recueros sanitarios que sean necesarios.

5.- Apoyar a las familias con suficiente­s mecanismos recursos de informació­n acompañami­ento y psicoeduca­ción.

6.- Garantizar el acceso de las personas con problemas de salud mental a recursos efectivos de apoyo que promocione­n su autonomía en el ámbito del empleo, la vivienda, el ocio, las actividade­s de la vida diaria o la participac­ión social.

7.- Promover las campañas de difusión y promoción de las capacidade­s de las personas con trastorno mental entre el tejido empresaria­l, en coordinaci­ón con los itinerario­s marcados para su inclusión en el mercado laboral de acuerdo a las directrice­s marcadas por los profesiona­les que acompañen y tutoricen a las personas con trastorno mental.

8.- Prestar especial atención a la salud mental de menores, personas en régimen penitencia­rio, personas con patología dual o personas sin hogar.

9.- Introducir la perspectiv­a de género en el abordaje de la salud mental.

La publicació­n en el BOE del teléfono de prevención al suicidio 024 es un paso importante gracias a esta lucha continua y que no se puede quedar solo ahí.

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