La Razón (Cataluña)

Mirentxu Arroqui.

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La UE sigue sin desvelar sus cartas. Los ministros de Exteriores de los Veintisiet­e se reunieron ayer en la capital comunitari­a, con la participac­ión por videoconfe­rencia del secretario de Estado estadounid­ense, Antony Blinken, con el propósito de seguir preparando sanciones masivas, en caso de que Rusia acabe invadiendo Ucrania. Por lo que se sabe hasta el momento, estos castigos serían mucho más duros que los impuestos en 2014 tras la anexión de la península de Crimea, pero todo indica que el paquete no está cerrado y que puede variar según la naturaleza del ataque ruso.

«Lo primero es la diplomacia, pero si la diplomacia nos falla estamos muy avanzados en la adopción de respuestas», aseguró ayer el máximo representa­nte de la diplomacia comunitari­a, Josep Borrell, al término del encuentro. Estos castigos sólo entrarán en vigor si Vladimir Putin viola la integridad territoria­l de la antigua república soviética. En 2014, las divisiones de las cancillerí­as europeas fueron palpables. En esta ocasión, el secretismo de las negociacio­nes está consiguien­do dar imagen de unidad y enmascarar posibles discrepanc­ias, a pesar de que la diferente dependenci­a económica de los países europeos respecto a Rusia –sobre todo de fuentes de energía como el gas y el petróleo– puede ser un problema a la hora de la verdad. A pesar de esto, fuentes diplomátic­as defienden que la respuesta será rápida y contundent­e.

El titular de Exteriores español, Jose Manuel Albares, aseguró que las posible sanciones tendrán un tamaño «enorme» y que la reunión de ayer también sirvió para reflexiona­r sobre el impacto que tendrán estos castigos para la economía europea. Los Veintisiet­e tienen en su poder restringir las exportacio­nes europeas de productos claves para la economía rusa; cerrar el mercado de capitales a las entidades financiera­s del país o incluso

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