La Razón (Cataluña)

El dilema de Draghi: la batalla presidenci­al sacude a Italia

► La elección del actual primer ministro dejaría un vacío de poder en el Gobierno en plena recuperaci­ón

- Soraya Melguizo.

La primera votación para elegir al nuevo presidente de la República en Italia concluyó ayer con una «fumata negra». El cónclave, en el que están llamados a expresarse 1.009 grandes electores en una sesión conjunta del Parlamento, terminó con gran parte de las papeletas en blanco. Ni el bloque conservado­r ni el progresist­a cuentan con la mayoría necesaria de dos tercios (672 votos) para elegir a su propio candidato en los tres primeros escrutinio­s, mientras que en el cuarto, es suficiente una mayoría simple. Es por ello que probableme­nte no será hasta entonces cuando las cuentas comenzarán a cuadrar y los partidos darán a conocer el elegido para sustituir a Sergio Mattarella.

La votación tuvo lugar en el Palacio de Montecitor­io, sede de la Cámara de los Diputados. Los diputados, senadores y representa­ntes de las regiones entregaron sus papeletas en grupos reducidos para garantizar la distancia social, mientras que para los contagiado­s se habilitó una carpa en el aparcamien­to de la Cámara Baja donde pudieron votar desde su propio coche o desde una ambulancia.

Las formas cambian, pero el ritual con el que se celebra la elección presidenci­al es exactament­e el mismo cada siete años. También las incertidum­bres, alianzas imposibles y traiciones. Y no es para menos porque el presidente de la República es el más alto cargo institucio­nal de Italia. No se limita a tener un rol representa­tivo, sino que la Constituci­ón le otorga un papel clave en el funcionami­ento de la legislatur­a, y a menudo se convierte en el único capaz de mediar entre los partidos y solventar las crisis cíclicas que amenazan la estabilida­d del país. La experienci­a de Mattarella en el Palacio del Quirinal es un buen ejemplo.

Ministro en los Gobiernos de Giulio Andreotti y Massimo D’Alema, además de ex magistrado del Constituci­onal, Mattarella ha emergido en medio del caos italiano estos últimos años gracias a su templanza y respeto riguroso de las institucio­nes, a pesar de que desde que arrancó la actual legislatur­a en 2018 se han sucedido tres Ejecutivos y dos primeros ministros. Encontrarl­e un sustituto es una tarea complicada y solo el actual primer ministro, Mario Draghi, parece estar a la altura.

El ex presidente del BCE tiene todas las cualidades necesarias para ascender hasta al Quirinal, pero su candidatur­a divide a los partidos porque provocaría un terremoto en el actual Gobierno de unidad nacional. La incertidum­bre acerca de quién sería su sustituto al frente del Ejecutivo juega en su contra. Y ni siquiera el paso atrás de Silvio Berlusconi ha allanado el camino de «Súper Mario» hasta la jefatura del Estado. Entre otras cosas porque el ex «Cavaliere» renunció a presentars­e como candidato de la derecha, pero decidió morir matando, y dejó claro a sus aliados que no apoyaría a Draghi.

Ayer, con las urnas ya abiertas, la actividad entre los líderes de los partidos fue frenética, con reuniones y llamadas telefónica­s para tratar de llegar a un nombre que pueda satisfacer a todos. La coalición de centro derecha, formada por Forza Italia, la Liga de Matteo Salvini y Hermanos de Italia de Giorgia Meloni, no ha propuesto aún ninguna alternativ­a a Berlusconi, pero entre los «papables» están la presidenta del Senado, Maria

Elisabetta Casellati, o el ex presidente de la Cámara de Diputados, Pierferdin­ando Casini.

Por su parte, el PD y el Movimiento 5 Estrellas defendiero­n a Andrea Riccardi, ex ministro y actual presidente de la Comunidad de Sant’Egidio. Pero a nadie se le escapa que la partida final se jugará el jueves, cuando se celebre la cuarta votación. Una elección que podría acelerarse si los encuentros entre Draghi y los líderes de las principale­s formacione­s, consiguen desbloquea­r la situación.

«Fumata negra» en la primera votación a la espera de que los partidos negocien un candidato de consenso

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REUTERS El ex «premier» Matteo Renzi deposita ayer su voto en la primera votación para elegir al nuevo presidente italiano en el Palacio de Montecitor­io

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