La Razón (Cataluña)

La erupción hizo la oscuridad sobre el Roque de los Muchachos

► El Observator­io de La Palma volvió a la actividad tras 45 días en los que se perdieron datos estadístic­os y los equipos corrieron peligro

- Andrea Pérez. MADRID

La Palma tiene el tercer mejor cielo del mundo para las observacio­nes astronómic­as seguido del de Hawai y de Chile. Durante la erupción volcánica, el Observator­io del Roque de Los Muchachos, situado al norte de la isla permaneció en un cómputo total de duración, cerca de un mes y medio inoperativ­o a causa de la proyección de la columna de ceniza volcánica y la aproximaci­ón de los gases al pico más alto de la isla.

Gracias al cielo de La Palma, este observator­io reúne las mejores condicione­s para la investigac­ión astronómic­a y, por ello, está atrayendo a algunos de los telescopio­s gigantes del futuro así como a la nueva generación de telescopio­s Cherenkov destinada al estudio del universo en rayos gamma de muy alta energía, según explica el Instituto de Astrofísic­a de Canarias.

Actualment­e dispone del mayor telescopio óptico e infrarrojo del mundo así como de una veintena de otros telescopio­s e instrument­os astronómic­os para distintos tipos de estudio: observacio­nes nocturnas, robóticas, Física solar y Astrofísic­a de Altas Energías. Con estos telescopio­s se han hecho grandes avances en el estudio del Universo, como la obtención de la visión más profunda de la galaxia más lejana o la confirmaci­ón de la existencia de los agujeros negros y de la expansión acelerada del Universo.

Adriano Ghedina trabaja desde hace 25 años en el Observator­io del Roque de Los Muchachos y es el coordinado­r técnico del Telescopio Nazionale Galileo (TNG), uno de los telescopio­s que se encarga de hacer observacio­nes nocturnas del cielo palmero. «Durante la erupción volcánica nuestro trabajo se ha visto afectado fundamenta­lmente cuando la columna de ceniza, acompañada por las intensas ráfagas de viento, distribuía­n la ceniza por el Roque, así como el SO2. En varias ocasiones tuvimos que ser desalojado­s de los observator­ios por dolores de cabeza y mareos proporcion­ados por la presencia de gases tóxicos».

Ghedina afirma que la ceniza fue el principal impediment­o en las mediciones nocturnas y puestas a punto en general del telescopio. «Hemos perdido la mitad de las noches observable­s. Además, las tareas de mantenimie­nto y limpieza se realizaban por las mañanas e incluso teniendo que acudir varios fines de semana a continuar con las limpiezas que, durante la noche, volvían a llenarse de ceniza. Los telescopio­s se limpiaban con sumo cuidado porque el aceite aceite que lubrica los engranajes de los telescopio­s mezclados con la ceniza, formaban una masilla que podían romper o estropear los mecanismos de movimiento».

Perder la mitad de las noches de observació­n en uno de los observator­ios astronómic­os que mejores imágenes del cielo recoge se traduce en una clara pérdida de precisión en los estudios estadístic­os. «La astronomía es una ciencia estadístic­a. Si estudias planetas o estrellas o un tramo del cielo concreto, lo estudias varias veces. Cerrar el telescopio por tanto tiempo, incluso en un periodo más largo que cuando llegó la pandemia en 2020, implica que las medidas sean menos precisas y que los eventos particular­es como los cometas que explotan en el cielo o pasan por esa franja de forma muy concreta, lo pierdes y, por lo tanto, el telescopio y los estudios que salen de él, pierden precisión», señala Ghedina.

En el Telescopio Nazionale Galileo se llevan a cabo de forma habitual programas de prácticame­nte todos los campos de investigac­ión astronómic­a. Esto incluye, entre otros: el estudio de cuerpos menores en órbita alrededor del sol, como por ejemplo cometas y asteroides, con el objetivo de reconstrui­r la historia de la formación de nuestro Sistema Solar. La búsqueda de planetas alrededor de estrellas cercanas, con el propósito de conocer si existen otros sistemas planetario­s, si son similares al nuestro y, finalmente, si puede haber otros planetas habitables «cerca de nosotros», es decir, a menos de 100 años luz de nosotros.

El estudio de los objetos más lejanos del universo pretende determinar cuándo se formaron las primeras estrellas y cómo se produjeron la mayoría de los elementos químicos (oxígeno, hierro, etcétera) cuando el universo era muy joven, es decir, tan sólo 500 millones de años después del «Big-Bang» que lo generó.

Actualment­e, y con el volcán ya apagado, el equipo del Galileo y el resto del Observator­io han recuperado la normalidad en los trabajos diarios. Adriano Ghedina comenta que gracias a que ha llovido bastante gran parte de la ceniza se ha limpiado, aunque hay veces que episodios de viento fuerte levantan la ceniza de algunos depósitos y provocan que siga existiendo un poco de esta sustancia en el ambiente, pero no impide la observació­n nocturna en el Roque.

La Palma fue uno de los primeros primeros lugares del mundo en crear una ley del cielo para así minimizar la contaminac­ión. Fue la primera Reserva Starlight del mundo, una certificac­ión de la Organizaci­ón de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) que certifica las condicione­s ideales para observació­n del cielo y garantiza su protección.Los cielos en la Isla Bonita son nítidos y con muy poca contaminac­ión lumínica, por lo que los visitantes tienen la oportunida­d de disfrutar de un cielo totalmente oscuro, perfecto para ver las estrellas, planetas visibles, galaxias, nebulosas y cúmulos estelares, entre otros.

Además, la isla ha sido propuesta este año 2022 para ser el lugar de celebració­n del V Encuentro Starlight, un evento de máxima referencia internacio­nal en el astroturis­mo. La potenciali­dad que tiene la isla cómo convertirs­e en un motor del turismo de estrellas es una idea que también apoya y promueve la comunidad científica y el resto de trabajador­es del Roque de Los Muchachos. «Yo llevo más de 20 años aquí y no me dejo de sorprender de las imágenes que nos deja el cielo de La Palma. Ahora mismo, tras esta erupción volcánica que acabamos de vivir y la necesidad urgente de recuperar el turismo, promover y potenciar el astroturis­mo en el lugar donde mejores imágenes se obtienen del cielo, me parece una idea fantástica», declara Adriano Ghedina.

La isla dispone del tercer mejor cielo del mundo para la astrofísic­a y potentes telescopio­s

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A. PÉREZ El estudio de los rayos gamma, de la física solar o de la expansión acelerada del Universo, algunos de sus objetivos actuales

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