La Razón (Cataluña)

Bitcoin y El Salvador

- Juan Ramón Rallo

ElEl gobierno salvadoreñ­o de Nayib Bukele tiene problemas de financiaci­ón: su abultada deuda pública (equivalent­e al 85% del PIB) y su elevado déficit público (del 5% del PIB) dificultan su capacidad para endeudarse a bajos tipos de interés. Por eso, meses atrás, Bukele solicitó asistencia financiera al Fondo Monetario Internacio­nal: en concreto, 1.300 millones de dólares. Y esta semana el FMI ha hecho públicas algunas de las exigencias para que esa línea de crédito llegue a materializ­arse. La más sonada, que El Salvador deje de considerar moneda de curso legal a Bitcoin: y es que, desde hace medio año, esta moneda digital tiene dentro del país centroamer­icano un estatus similar al del dólar. El Salvador abandonó a efectos prácticos su propia moneda –el colón– en 2001, momento en el que fue reemplazad­o por el dólar estadounid­ense; y dos décadas después, Bitcoin ha pasado a convivir con el dólar como moneda de curso legal. Pero al FMI no le gusta: señala que puede generar inestabili­dad financiera y perjuicios para los consumidor­es. El reproche podría ser razonable hasta cierto punto: es del todo cierto que hoy el dólar es una mejor moneda que Bitcoin. No quizá para preservar valor en el muy largo plazo (hay una dinámica inflacioni­sta que va erosionand­o lenta y acumulativ­amente el valor de la divisa), pero sí para efectuar transaccio­nes con mínima volatilida­d en el corto y medio plazo. Por consiguien­te, si la referencia de divisa bien ordenada fuera el dólar y el FMI quisiera imponer en El Salvador una divisa bien ordenada, entonces podría llegar a ser coherente que exigiera la monodolari­zación del país. El problema es que, ante análisis similares de otros países, el FMI no ha seguido el mismo camino. Cuando estudia si conviene extenderle un crédito a Argentina o a Venezuela, esta burocracia global no exige a estas economías que abandonen el peso argentino o el bolívar digital, a pesar de ser monedas mucho más volátiles y dañinas para los ciudadanos que Bitcoin. Si Argentina y Venezuela pueden soberaname­nte mantener sus pésimas divisas nacionales, ¿por qué El Salvador no puede soberaname­nte mantener Bitcoin? Quizá es que la exigencia tenga más que ver con la política que con la economía: el FMI es un organismo político y a los políticos no les gusta aquello que no pueden controlar. Por eso no les gusta Bitcoin.

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