Un panorama negro
Opinión
UnUn dato a tener en cuenta: una cooperativa de piensos de Castilla-La Mancha recibió ayer ofertas, procedentes de Francia, de variedades de trigo para alimentación animal con un incremento de entre 18 y 20 euros por tonelada en relación con el martes; eso supone un subida de aproximadamente del 7 por ciento en una sola jornada. El motivo hay que buscarlo en la crisis de Ucrania, ya que este país, junto a Rusia, la otra nación implicada de forma más directa en el contencioso, se han convertido en los últimos años, a medida que han aumentado su productividad, en dos de los graneros de la Europa. Por si no teníamos suficientes problemas económicos, el conflicto de Ucrania ha venido a complicar la situación todavía más. Entre las repercusiones destacan los incrementos en los precios de algunas materias primas agrarias básicas en la alimentación humana y animal y también en la energía, desde el gas hasta el petróleo y todos sus derivados. Si antes de esta nueva variable ya tenía claro que la inflación había vendo para quedarse un tiempo, ahora ya no me cabe la menor duda de que el IPC se va a disparar, sí o también, y no durante un par de meses.
En el caso de España nos encontramos con la tormenta casi perfecta: inflación desbocada por los incrementos de la energía y una parte de los alimentos, mientras el crecimiento del IPC cojea, según atestiguan las últimas previsiones del Fondo Monetario Internacional (FMI), ese organismo en el que la vicepresidenta económica Nadia Calviño quiere sentar cátedra y algo más. Es evidente, por si hay alguna duda todavía, que el cuadro macroeconómico y los Presupuestos para este año elaborados por Pedro Sánchez y su equipo han saltado por los aires. A todo lo anterior hay que sumar los problemas que ya arrastrábamos, como las dificultades en el proceso de la reforma laboral; la gestión, o mejor dicho, la no gestión, del dinero procedente del Fondo de Recuperación de la UE, que ya supone un «vía crucis» para empresas y autónomos y amenaza con arrollar al Gobierno y, lo que es peor, perjudica los intereses de los españoles. Vamos, un panorama, no gris, sino negro, como la tierra de Ucrania cuando desaparezca la nieve.