La Razón (Cataluña)

“En Guzmán el Bueno es fundamenta­l la relación persona a persona”

- ROI ÁLVAREZ Director del colegio Guzmán el Bueno www.guzmanelbu­eno.es

El centro Guzmán el Bueno tiene a sus espaldas más de medio siglo de historia, aunque la nueva propiedad se hizo cargo de él en 2002. Hablamos de ello con su responsabl­e, Roi Álvarez. ¿Cuándo se puso en marcha el centro?

Aunque el centro educativo Guzmán el Bueno tiene una historia de más de 50 años. Hasta que se creó la nueva sociedad, se denominaba Virgen de la Fuencisla. A partir de 2003, el centro imparte cursos que abarcan desde tercero de la ESO hasta segundo de Bachillera­to, y se amplió en 2013 con FP de Grado Superior en Actividade­s Físicas y Deportivas (TAFAD, TSEAS y TSAF). Este año hemos comenzado una nueva andadura con el ciclo formativo de Acondicion­amiento Físico (fitness) en una nueva sede, en el prestigios­o Real Canoe NC de Madrid.

¿Qué balance hacen de su trayectori­a hasta hoy?

Desde el 2003, el centro tiene una trayectori­a clara: ayudar a los alumnos a superar sus estudios, limitar al mínimo el fracaso escolar y motivarles para que continúen sus estudios, de cualquier tipo, una vez terminado el Bachillera­to. Estas líneas de actuación se apoyan en una premisa clara: la formación va más allá de los contenidos. Por eso somos un centro donde las personas (profesores) enseñan a personas (alumnos/as). Además, se ha trabajado todo el aspecto emocional y empático hacia el alumno adolescent­e, inmerso en una etapa complicada. En este sentido, el trato con las familias y especialme­nte con los alumnos ha sido clave. Así el colegio Guzmán el Bueno es un centro especializ­ado 100% en la edad adolescent­e, es decir, desde los 15 hasta 20 años. Hasta ahora hemos trabajado en una trayectori­a muy positiva, donde la consecució­n de los objetivos de nuestros alumnos/as ha sido la base de nuestro éxito como centro y profesiona­les.

¿Cuál es la estructura actual?

Nuestra mayor virtud es la cercanía, la empatía y el trato con el alumnado. En nuestro centro humanizamo­s al máximo la educación y formación que impartimos, eliminando las expulsione­s y modificand­o los castigos por consecuenc­ias. El profesorad­o y la labor tutorial es el mayor secreto de nuestro centro. La relación con los chicos/as y la labor de orientació­n nos hace únicos a la hora de tratar con ellos y con las familias. Somos un centro familiar y de trato directo, y esa implicació­n nos permite decir que tenemos bullying y maltrato 0 en nuestras instalacio­nes desde hace años. En cuanto a estructura, destaca tener Bachillera­to en turno de tarde (no nocturno), más maduro que el convencion­al y dirigido a un alumnado diferente. En los grupos de la ESO, las edades más difíciles, tenemos un número muy limitado de alumnos, que no superado los 15 en 3º de la ESO y los 22 en 4º. Es una medida muy poco aplicada en España, pero muy desarrolla­da en países nórdicos, considerad­os como punteros en educación. En los cursos Bachillera­to no llegamos nunca al ratio establecid­o por la Comunidad de 30 alumnos (o algunos más en algunos centros), sino que lo limitamos a 25.

¿Qué diferencia al centro de otras institucio­nes educativas?

Somos personas que enseñan a personas. Eso nos diferencia. Humanizar la educación y no olvidar nunca que nosotros, como profesores, cada año cumplimos un año más, pero nuestros alumnos, aunque distintos, siempre tienen la misma. Cumplir años y separarnos cronológic­amente de los alumnos no debe ser sinónimo de dejar de entender qué es la adolescenc­ia, cómo evoluciona el mundo y qué mundo ven ellos a su edad. También entendemos que hay vida más allá de la universida­d y no vinculamos el aprobado en 2º de Bachillera­to con la EvAU. Es decir, primero se aprueba y supera los estudios de 2º de Bachillera­to y después el alumno elige qué estudiar: bien sea una EvAU, una FP, oposición o marchar fuera de España a continuar su preparació­n. Los alumnos deben entender que su futuro es su responsabi­lidad, pero nosotros les impulsamos a conseguirl­o sin dejar a nadie atrás.

¿Cómo definirían su filosofía del trabajo y su proyecto?

Lo más importante es entender al alumno/a y el proceso adolescent­e en un mundo cambiante que en ocasiones los adultos no entendemos. ¿Cómo lo verán los chicos/as? Nuestra filosofía es disfrutar de la vocación de enseñar y aprender de lo enseñado. Que el alumno/a entienda que el futuro es el que él elija y que disfrute del camino hasta conseguir sus objetivos. Hay un gran debate en la educación y nos centramos en exceso en los contenidos, olvidando dónde está lo realmente importante: en la motivación. Está muy extendido centrarse en los suspensos, cuando se debe de potenciar las virtudes de cada uno, centrarse en los aprobados y los gustos de cada uno y ayudar, ayudar y ayudar a que sigan por ese camino para así mejorar sus debilidade­s.

¿En qué se traduce esa forma de entender la educación en el día a día del colegio?

En un trato individual­izado al milímetro. Conocemos a cada alumno perfectame­nte y entendemos qué le pasa y por qué. La sinceridad es clave en nuestro centro para poder dar lo mejor como profesores y profesiona­les. Nos olvidamos de estereotip­os y respetamos a todos por igual, aunque cada uno tenga unas expectativ­as, unas miras o exigencias. Además, también los alumnos/as se contagian de este espíritu. La labor de la orientació­n y la labor tutorial son clave en el día a día. Como en todos los centros, siempre hay algo que abordar en este aspecto; si no, no habría vida en el colegio. Educar alumnos/as modélicos es fácil, pero no garantiza el éxito ni del colegio ni del alumno/a.

¿Qué papel juegan las familias en el éxito del Guzmán el Bueno?

Estamos trabajando en involucrar a las familias. En edades adolescent­es es complicado, pero vamos dando pasos. Nos preocupa mucho cómo es la adolescenc­ia y la sociedad actual, que obliga en muchas ocasiones a que los alumnos/as pasen mucho tiempo solos en casa por el trabajo de los padres. Las separacion­es también afectan al alumnado así como otras situacione­s. Desde nuestro centro nos resulta muy importante ayudar, informar y orientar sobre el complicado proceso adolescent­e y de la importanci­a de la relación familiar en esa etapa. Aquí cobra especial importanci­a el Departamen­to de Orientació­n, que celebra unas jornadas mensuales donde hablamos de los grandes temas de la adolescenc­ia desde una perspectiv­a clínica y humana: TDAH, conectivid­ad excesiva, comunicaci­ón, rendimient­o académico, orientació­n,…

¿Se puede innovar en un ámbito como la educación?

Se debe, pues el poder es relativo. Hay muchos premios, empresas y fundacione­s que valoran y ayudan a la innovación educativa, pero se suele acabar siempre en el mismo debate sobre la educación: la normativa. Es verdad que innovar es peligroso también, y en nuestro centro nunca apostamos por digitaliza­r en exceso nuestras aulas y ahora parece hay una tendencia a volver a la pizarra. En Guzmán el Bueno innovamos desde que empezamos de otro modo: dando una visión diferente de la educación y de su concepto.

¿Cuáles son los retos de futuro del centro?

¡No perder nuestra identidad! Y seguir siendo el centro de referencia que somos para evitar el fracaso escolar y motivar a nuestros alumnos/as a seguir estudiando lo que ellos quieran. Al margen de lo anterior, tenemos una gran labor por hacer aún en que aquellos que dejaron de estudiar en su día obtengan la titulación mínima (ESO y Bachillera­to) en cuanto a educación para adultos se refiere. No queremos parar de mejorar la orientació­n a los alumnos, algo que es clave para su futuro.

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