Empar Moliner gana el Premi Ramon Llull
La conocida escritora se alza con el galardón literario de novela en catalán gracias a la novela «Benvolguda»
La novela está protagonizada por una dibujante de prestigio y habla del paso del tiempo
LaLa escritora Empar Moliner es la ganadora del XLII Premi de les Lletres Catalanes Ramon Llull con una obra sobre el paso del tiempo, la vulnerabilidad del amor matrimonial, la drogodependencia de la maternidad, así como la caducidad de la vida artística. Eso es lo que encontrará el lector de «Benvolguda», que es como se titula la novela premiada ayer en Barcelona.
«Benvolguda», como explicó Moliner en rueda de prensa, es la historia de Remei Duran, una dibujante de prestigio que se considera una atractiva señora de cincuenta y pocos años, demasiada feliz en su papel como esposa y madre. Sin embargo, todo cambia durante una tarde. Mientras está sentada en el asiento de atrás del coche familiar, comienza a adivinar que su joven marido, violinista titular en una orquesta, se acabará enamorando de una chica, violinista suplente, que los acompaña a casa para ensayar y que está sentada al lado de él durante ese viaje. En ese instante, ellos no lo saben, pero Remei es plenamente consciente de que eso mismo acabará ocurriendo.
Con la certidumbre de lo que parece una inevitable realidad conlleva que la protagonista de «Benvolguda», una mujer fuerte y decidida, que se acostumbró desde niña a luchar por sobrevivir, se de cuenta de lo que quiere decir envejecer por dentro, de los cambios que llevan consigo el inevitable paso del tiempo. De esta manera constata la vulnerabilidad del amor matrimonial, la drogodependencia de la maternidad, la caducidad de la vida artística.
Moliner avanzó que esta mujer es madre de una criatura de diez años y «tenía ganas de explicar también que no es tan bestia cumplir años, porque en las puertas de la escuela ves abuelos que te los tirarías, como que tu hijo cumpla 10, 20 o 30, esto es lo flipante para la protagonista, que tiene un punto de yonqui maternal».
A su juicio, en su tercera novela e igual que ocurre con sus relatos, escribe sobre los matrimonios, «no siempre felices, no siempre bonitos, simpáticos. Es algo no buscado, pero es una cuestión interesantísima por fea, bonita, sublime, por asquerosa».
Por otra parte, Moliner, que se declaró «enferma de realismo», apuntó que es la primera vez que no puede explicar el final de la obra, que sorprendió al jurado, según reconocieron sus miembros. Preguntada sobre si es autobiográfica, la escritora indicó que «la respuesta es siempre no, pero en realidad la respuesta es que sí, porque me copio todo lo de mi alrededor, lo que me envuelve, todo lo que escribo es parte de mí y es ficción», apostilló.
En este trabajo, como subrayó en su fallo el jurado del Ramon Llull, Moliner exhibe su talento literario en lo que calificaron como un relato conmovedor e inolvidable sobre la amistad, el paso del tiempo, el perdón y la crudeza secreta, nunca explicada y siempre suavizada, del climaterio. Los miembros del jurado no escondieron que debatieron vivamente sobre la obra, afirmando Isona Passola que le había «entusiasmado» por sus múltiples interpretaciones, mientras que Carles Casajuana dijo que era «la fantasía masoquista de una mujer de 50 años» y Pere Gimferrer apuntó que «incluso el final puede ser perfectamente real».
Empar Moliner tiene tras de sí una extensa carrera literaria, a la que se suman sus numerosas apariciones y colaboraciones en medios de comunicación. La autora se estrenó con la recopilación de relatos «L’ensenyador de pisos que odiava els mims», a la que siguió la novela «Feli, esthéticienne» (Premi Josep Pla 2000). Posteriormente publicó los volúmenes de relatos «T’estimo si he begut» (Premi Lletra d’Or 2005), adaptada para el teatro por David Selvas; y «No hi ha terceres persones», además de la colección de artículos «Busco senyor per amistat i el que sorgeixi» y «¿Desitja guardar els canvis?». En 2012 publicó la novela «La col·laboradora», con la que pasaba de publicar en Quaderns Crema a Columna, seguida de «Contes infantils contra tot pronòstic». En 2015 obtuvo el Premi Mercè Rodoreda con «Tot això ho faig perquè tinc molta por» mientras que siete años después veía la luz el libro de cuentos «És que abans no érem així» (Columna).
El jurado de la edición de este año estuvo formado por Carles Casajuana, Pere Gimferrer, Isona Passola, Núria Pradas, Gerard Quintana, Carme Riera y Emili Rosales. Este año se presentaron al Llull, dotado con 60.000 euros, 61 originales. «Benvolguda» llegará en unas semanas a las librerías de la mano de Columna, publicándose posteriormente en castellano y portugués por Planeta y Planeta
La escritora premiada se definió ayer como una «enferma de realismo»