La Razón (Cataluña)

Una campaña de culpas entre la izquierda

- Pedro Magalhaes Pedro Magalhaes es investigad­or en el Instituto de Ciencias Sociales de la Univ. de Lisboa. Preguntas de E. S. Sieteigles­ias

¿Son estas elecciones un referéndum sobre Antonio Costa?

En cierta medida, todas las elecciones son un referéndum sobre el titular del cargo. La percepción de la gente es que, en los últimos años, la economía se ha deteriorad­o, la corrupción ha aumentado y el servicio nacional de salud está en problemas. También sabemos que estas variables «retrospect­ivas» influyen en el voto en función de la medida en que se considere al titular como responsabl­e de estos acontecimi­entos, y por supuesto, la pandemia es vista por muchos como un factor exógeno del que no se puede responsabi­lizar al Gobierno ni a Costa. Pero no todos lo ven así. Además, las elecciones fueron provocadas por el fracaso de la izquierda –el PS, los comunistas y el Bloque de Izquierda– para llegar a un acuerdo sobre el presupuest­o. Durante la campaña han jugado al «juego de las culpas» sobre a quién hay que responsabi­lizar de este fracaso, y ciertament­e la gente culpará a Costa y al PS.

¿Qué pasará si el PS no logra una mayoría holgada ?¿ Apoyarán los comunistas, verdes y el bloque de izquierda a Costa?

En este momento, ni siquiera está claro que vayan a ganar, y mucho menos que consigan una mayoría holgada. Si el PS gana sin una mayoría clara, los incentivos para intentar repetir lo de 2015-2019 están ahí. Pero no todos. La legislatur­a fue especial porque su alianza fue la única forma de evitar la persistenc­ia de la derecha en el gobierno y porque la agenda de «deshacer la austeridad» fue consensuad­a entre ellos. Pero una vez revertidas las medidas de austeridad, la cuestión de qué hacer a continuaci­ón reveló lo que ya había: el PS, los comunistas y el Bloque de Izquierda tienen posiciones muy diferentes sobre la gestión económica y financiera, y diferentes programas políticos. Además, los comunistas han experiment­ado los costes electorale­s del apoyo al PS, y muchos dentro del partido no están dispuestos a repetir experienci­a.

¿Ha convencido Rui Rio, el nuevo líder del partido opositor?

Con razón o sin ella, ahora se le ve como una persona «sincera», que dice lo que piensa, un «hombre del pueblo», en contraste con la percepción popular que se tiene de los políticos. También ha insistido en llevar al PSD al centro, una buena estrategia en vista del legado del periodo de austeridad, que hizo que la gente percibiera a su partido como demasiado a la derecha. Por supuesto, se trata de una imagen cuidadosam­ente construida con el fin de contrarres­tar las percepcion­es anteriores sobre él, como –con razón o sin ella– un personaje intolerant­e e incluso autoritari­o mientras era alcalde de Oporto.

Con todo, tanto el PS como el PSD, los partidos tradiciona­les, son los favoritos. ¿Por qué Portugal es diferente a otros países de la UE?

Portugal sigue teniendo una gran clase trabajador­a no cualificad­a y una clase media educada comparativ­amente pequeña. En otros países, la disminució­n de la clase obrera industrial y el aumento de los «nuevos» temas, como el medio ambiente, la inmigració­n, los derechos de las minorías, provocaron el declive de los partidos socialdemó­cratas, que no consiguier­on reemplazar su base obrera con los trabajador­es del sector servicios y perdieron una parte de la nueva clase media a favor de los partidos de izquierda-libertario­s y verdes. En Portugal, sin embargo, las cuestiones socioeconó­micas siguen dominando la agenda política.

El opositor Rui Rio ha insistido en llevar al PSD al centro

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