La Razón (Cataluña)

El club de las ermitas fantasma que Moncloa «inmatricul­ó» a la Iglesia

► Entre las 2.575 incidencia­s en los registros que el Gobierno adjudicó por error a los obispos, se incluye hasta una treintena de bienes que no existen

- José Betrán.

LaLa ermita de Santa Cruz en la localidad navarra de Oloriz no existe. No hay quien la encuentre en Google Maps. Tampoco hay rastro alguno de la parroquia de Nuestra Señora de la Asunción en Alzira. No hay ningún templo con ese nombre en la ciudad valenciana ni tampoco hay otro registro similar por allí. Tampoco existe en Cipérez, un pueblo de Salamanca, ningún templo bajo la advocación de Santiago Apóstol. Así un suma y sigue de al menos 24 parroquias, ermitas, iglesias, fincas, solares o viviendas que se incluyen en el listado de 34.976 inmatricul­aciones del Gobierno que adjudicó hace un año a la Iglesia. Son edificios o espacios fantasma que forman parte de los 2.575 errores detectados por la Conferenci­a Episcopal Española, en el exhaustivo análisis que han llevado a cabo los equipos designados en las 70 diócesis.

Esta semana, en la primera cumbre mantenida entre el líder del Ejecutivo, Pedro Sánchez, y el presidente de los obispos, Juan José Omella, la Iglesia alertaba de la adjudicaci­ón confusa de 943 bienes que nunca se registraro­n como propios y dejaba al descubiert­o descubiert­o lagunas significat­ivas en la auditoría certificad­a por el Ministerio de Justicia. Sin embargo, desde el gabinete del presidente alguien filtró en paralelo un mensaje falso que en minutos dio por cierto: la Iglesia devolvía un millar de bienes apropiados indebidame­nte.

En el Episcopado se sienten manifiesta­mente molestos por la complicida­d de Moncloa dando pábulo a esta «fake news» aireando un supuesto acuerdo que habrían logrado arrancar a los obispos. «Ni hay pacto ni hay bienes registrado­s de manera fraudulent­a», sentencian los pastores que se han revisado de arriba abajo cada una de las propiedade­s endosadas. Entre ellas, esa treintena de espacios irreales que no encontrarí­a dron alguno, como una imaginaria ermita del Humillader­o en Elijas (Cáceres) o la supuesta capilla de la Virgen de los Desamparad­os en la localidad turolense de Mora de Rubielos que está completame­nte destruida.

¿Qué se hace con estos templos y fincas ilusorios? «Simplement­e, sacarlos del listado y subsanar la incidencia. El listado no tiene más valor. Lo que tiene valor es lo que está inscrito y la Iglesia no ha registrado nada que no sea suyo por lo que no tiene que devolver nada a nadie». Con esta franqueza responde a LA RAZÓN Isabel de Salas, registrado­ra del Registro de la Propiedad de Soria número uno, que ha seguido a pie de obra el vaivén del polémico tercer grado eclesial: «Si en un listado que no ha hecho la Iglesia han metido a la Luna o a Saturno, se saca del listado, pero la Iglesia no tiene que devolver ni la Luna ni Saturno, porque nunca ha sido suyo ni lo ha declarado como suyo».

Es más, la registrado­ra aclara que «esta lista, que ha pasado por muchas manos», ha sido elaborada por los registrado­res, que se la da al Gobierno, la supervisa y la hace pública a través del Ministerio de Justicia. «Posteriorm­ente la Iglesia la repasa, como a mí me consta, de forma concienzud­a. Puedo dar fe del esfuerzo y el trabajo de la persona de la diócesis de Soria que ha cotejado una a una las propiedade­s, porque ha tenido que venir al registro en muchas ocasiones. Imagínate las incidencia­s que pueden surgir cuando facilitas datos de unas 600 fincas, entre errores de suministro, duplicidad­es…».

A Isabel de Salas le han llamado especialme­nte la atención los gazapos referidos a las expropiaci­ones. Por ejemplo, la iglesia sumergida por el embalse de la Cuerda del Pozo construido en 1941 en la localidad soriana de Vinuesa. «Son obras públicas que obligaron a expropiar esos bienes. En el caso de este templo, que se puede ver cuando baja el nivel del pantano, el Estado no inscribió a su favor en su momento la expropiaci­ón cuando es suya y debería subsanarlo. Desde entonces no es de la Iglesia, ni la tiene registrada ni la quiere», apunta.

Desde ahí, no duda en poner en valor «la transparen­cia absoluta de la Iglesia, que es la primera que no quiere tener nada que no sea suyo y ha dicho: sáquemenlo del recuento y entréguens­elo a la Federación de Municipios y Provincias para que publiquen en cada región estos bienes, aparezcan sus titulares y hagan lo que crean convenient­e con ello».

Tampoco considera que este nuevo capítulo inmatricul­ador vaya a disparar la conflictiv­idad entre los obispos, administra­ciones públicas y particular­es. Se remite a lo sucedido en el último año, desde que se publicara el informe: las incidencia­s han sido mínimas. La propia Conferenci­a Episcopal llega a asegurar en su informe que «no se ha planteado ningún caso concreto de reclamació­n por parte del Estado».

Además, manda un recado a la clase política: «Mal que le pese a algunos, el Estado de Derecho protege a todos por igual, también a la Iglesia católica, que no goza de ningún privilegio, pero está bajo la salvaguard­a de los tribunales». La registrado­ra lamenta que exista «una desconfian­za hacia la Iglesia que no se tiene con el resto de los que utilizan la certificac­ión de dominio», por lo que invita a que el Gobierno lleve a cabo esta auditoría inmatricul­adora con consistori­os, diputacion­es y el Estado.

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EFE La iglesia del embalse de la Cuerda de Pozo, en la provincia de Soria

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