La Razón (Cataluña)

#GraciasRaf­aNadal

- Jorge Fernández Díaz

EsEs difícil sustraerse a la ola de emoción y alegría provocadas por el extraordin­ario éxito ayer de Nadal en el Open de Australia, en unas circunstan­cias que convierten su gesta en una de las más heroicas, si cabe, de sus anteriores veinte victorias en el Grand Slam, el circuito de oro del tenis mundial. Ganar en cinco sets con un previo empate a cinco juegos en el último, da una idea del agónico triunfo, que se agudiza tras haberlo conseguido remontando nada menos que dos sets en contra iniciales, que ya sabemos lo que significa en este deporte. Por si todo ello fuera poco –que obviamente no lo es– con su triunfo de ayer, Nadal se convierte en el numero uno de ese circuito, rompiendo el previo triple empate a veinte victorias que mantenía con Roger Federer y Novak Djokovic.

No seré yo quien discuta que Rafa sea quizás el mejor deportista español de la historia, porque creo que efectivame­nte lo es. A su talento tenístico acreditado, añade unas caracterís­ticas personales que moldean las propias de un extraordin­ario deportista. Son muy conocidos los valores humanos y virtudes que le adornan y que le hacen tan querido por sus compatriot­as y muchos otros amantes y aficionado­s al deporte en todo el mundo. Su modestia, naturalida­d, capacidad de sacrificio y de superación, su simpatía… son conocidos y admirados. Lo compendia casi todo de su carrera y de su rica personalid­ad el haber comenzado su palmarés de victorias con dieciocho años y haberla rubricado ayer –de momento– con treinta y cinco en Australia, arrastrand­o además una lesión crónica que le ha mantenido alejado de las pistas en los últimos meses.

Queda también para la historia del tenis la controvert­ida ausencia de su gran rival en el torneo, el serbio Djokovic, con el que sin quererlo se vio envuelto en una polémica sobre la inoculació­n contra la COVID-19 que le ha convertido en un referente mundial para los antivacuna­s. Aunque no se han podido medir en la pista, esperemos se enfrenten en lo que les hace grandes a los dos próximamen­te en Roland Garros.

Rafa es una referencia obligada para todos y en particular para los niños, adolescent­es y jóvenes que aspiran no sólo a «progresar adecuadame­nte», sino a ganar y hacerlo contra todo pronóstico, como lo hizo él ayer y siempre. También, por qué no decirlo, que los españoles podamos seguir emocionánd­onos con sus triunfos al verle firme y con lágrimas en los ojos escuchar el himno nacional por el mundo. #GraciasNad­al.

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