Cuando el líder deja de aportar el plus
Opinión Tomás Gómez
CuandoCuando un presidente de gobierno deja de aportar un plus de voto a su partido es que está quemado o empieza a estarlo. Cuando llega al poder su victoria es replicada en los siguientes procesos locales, es un partido en racha.Ese es el principio del fin, depende del carisma y del liderazgo que el final llegue antes o se retrase. Cuando la fuga de apoyos hacia otras formaciones o hacia el abstencionismo es incontenible, suele rechazarse al líder. Le ha pasado a Felipe González, a Aznar, a Zapatero y a Rajoy; Sánchez no es la excepción.
Para él, el descenso va a más velocidad.Enunprimermomento, el PSOE vivió una tibia recuperación,perolabonanzahadurado poco. ERC se consolida en Cataluña y ha disuelto el efecto Illa. La cara del fracaso lleva la bandera de Madrid, en donde el PSOE habita como un fantasma. En Andalucía, Moreno Bonilla ha tomado lasriendas,arrebatandoelgobierno socialista más poderoso.
Los focos están puestos en Castilla y León donde, a pesar de los esfuerzos de Tezanos, en Ferraz mastican la tragedia. Sánchez es especialista en intentar transformar los fracasos mediáticamente en éxitos. Como en aquella «victoria histórica» del PSOE con 85 diputados o el entusiasmoquelevantóGabilondo con un 26% de votos. El instinto de supervivencia del líder socialista le impulsará a responsabilizar a los líderes locales y a su entorno de confianza.
Resistirán la tendencia algunos como García Page, pero otros sufrirán las consecuencias del desgaste presidencial. El primero, dicen los sondeos, será Luis Tudanca que será sacrificado para tapar cualquier responsabilidad de Sánchez. El segundo, Espadas, aunque en este caso no será defenestrado porque sería difícil volver a imponer el PSOE de Andalucía.
Loa socios socialistas no son ajenos, pero también hay un componente de aprovechar la herencia que pueden dejar los socialistas.