Cataluña rompe la unidad del acuerdo para los Juegos Olímpicos de 2030 Toni Bolaño. BARCELONA
► La Generalitat acusa al presidente Lambán de romper el consenso
En Zaragoza no se creían la ruptura del acuerdo que se basaba en una posición de iguales
Las cuestiones técnicas de los Juegos de Invierno 2030 iban viento en popa. La delegación de Aragón había aceptado el reparto de las pruebas propuesto por Cataluña en los diferentes escenarios que se habían escogido para presentar la candidatura al Comité Olímpico Internacional. Ambos presidentes se citaron en Balaguer para rubricar el acuerdo y lanzar un mensaje de unidad. La cita estaba fijada para este pasado viernes. No se produjo. La Generalitat acusa al presidente Javier Lambán de dar plantón al presidente Aragonés. La realidad es bien diferente.
Pere Aragonés rompió las hostilidades 48 horas antes, rompió el consenso y dejó en zona de riesgo la candidatura de unas olimpiadas que el territorio afectado espera como agua de mayo.
El miércoles la consellera de Presidencia de la Generalitat, Laura Vilagrà, se reunió con el presidente del Comité Olímpico Español, Alejandro Blanco, y le comunicó la predisposición de Cataluña «para liderar una candidatura para los Juegos de Invierno». En Zaragoza no daban crédito a esta ruptura de consenso que se sustentaba en una posición de igualdad de ambas comunidades. Los sectores más radicales del independentismo aprovecharon el malestar de Aragón para insistir en el liderazgo de Cataluña.
Sin embargo, esta es la primera gran mentira. «La candidatura no es de Cataluña ni de Aragón, es del Comité Olímpico Español que la presentará al COI, y para la que se requiere consenso institucional», comentan desde los sectores que han impulsado esta candidatura como la patronal Foment del Treball o la Unión de Federaciones Deportivas Catalanas.
El jueves, en el Parlament, el presidente de la Generalitat lanzó su propuesta de consulta en el territorio para decir sí o no a los Juegos. Hubo sorpresa en Aragón, el malestar en el COE evidente y el COI, que mantiene silencio, no oculta su decepción. La Síndica de Arán, Maria Vergès, que encabezó el manifiesto de apoyo en su día contestó a Aragonés que «estoy en contra de la consulta porque gobernar es tomar decisiones. A favor de un proceso participativo del territorio para definir qué es lo que queremos y lo que necesitamos. No queremos cualquier cosa, pero los Juegos son una oportunidad, sino que me expliquen cuál es el plan B. En los presupuestos de 2022 vemos que no hay plan».
Aragonés pretende con la convocatoria de consulta satisfacer los intereses de sus socios, Comunes y CUP, que se han mostrado en contra de los Juegos porque son «un atentado al medio ambiente porque no son sostenibles». Las fuentes consultadas en los pueblos del Pirineo no dudan en denunciar que «la oposición no parte del territorio, parte de los urbanitas que vienen vestidos de ecologistas». La Síndica de Arán es más comedida: «Quedarnos sin Juegos es quedarnos sin las inversiones. Barcelona no se juega nada, el Pirineo se lo juega todo».
La inversión prevista es de 1.300 millones que se irían a infraestructuras de comunicaciones, físicas y tecnológicas, la renovación sostenible de la industria de la nieve y la configuración de un nuevo modelo económico y social para el conjunto de estas comarcas.
Ante este escenario, el presidente de Aragón aplazó el cónclave de Balaguer para evitar la ruptura. Ahora se intentará coser de nuevo el consenso, lo que parece complicado.