Aumentan los casos en Asia y Europa de la variante «silenciosa»
Ahora que los contagios por Ómicron (BA.1) empiezan a alcanzar su pico máximo en la mayor parte del mundo, con tasas de prevalencia del 98,8%, los científicos han empezado a preocuparse por el aumento de casos asociado a la subvariante BA.2. Además de BA.1 y BA.2, la OMS ha enumerado otras dos subvariantes bajo el paraguas de Ómicron: BA.1.1.529 y BA.3. Aunque todas están estrechamente relacionadas genéticamente, cada una presenta mutaciones distintas que podrían alterar su comportamiento.
Trevor Bedford, virólogo computacional del Fred Hutchinson Cancer Center (Seattle, EE.UU) escribió en Twitter el pasado viernes que BA.2 representa aproximadamente el 82% de los casos en Dinamarca, el 9% en el Reino Unido y el 8% en Estados Unidos. El científico compartió estos resultados en base a un análisis que el mismo realizó a partir de datos de secuenciación de GISAID y de recuentos de casos de Our World in Data.
En su opinión, la versión BA.1 de Ómicron ha sido algo más fácil de rastrear que las variantes anteriores, ya que le falta uno de los tres genes diana utilizados en una prueba PCR común. Por ello, se asumió por defecto que los casos que mostraban este patrón eran causados por BA.1. Los test de autodiagnóstico caseros pueden detectar una infección causada por BA.2 –conocida como la variante «sigilosa»–, aunque no pueden indicar qué variante es responsable, señalaron los expertos.
Informes preliminares indican que BA.2 puede ser hasta 1,5 veces más transmisible que la Ómicron original, pero hasta el momento no hay evidencia de que tenga mayor escape vacunal. En Inglaterra, un estudio de rastreo de contactos sugirió que la transmisión en el hogar es mayor entre las personas infectadas con BA.2 (13,4%), en comparación con otros casos de la BA.1.