La Razón (Cataluña)

Ignacio Riesgo ¿Qué pasaría si hubiera otra pandemia?

Opinión ► Fundamenta­lmente, que los problemas de gestión de hace dos años no se habrían resuelto

- Ignacio Riesgo es médico y consultor en salud

ElEl primer caso de Covid en España se confirmó el 31 de enero de 2020, hace exactament­e dos años. El nuevo Gobierno de coalición PSOE-Unidas Podemos se había constituid­o el 7 de enero de 2020, por lo tanto muy pocos días antes de la aparición de la crisis. Era un Gobierno de confrontac­ión ideológica más que de gestión, con una mayoría parlamenta­ria precaria y heterogéne­a, que dificultab­a cualquier iniciativa parlamenta­ria, y poco dispuesto a llegar a pactos con la oposición.

Posiblemen­te, el peor de los contextos políticos para abordar una crisis de esas caracterís­ticas, donde la competenci­a técnica, la capacidad de impulsar iniciativa­s legislativ­as y obtener el respaldo del Parlamento para ciertas medidas y el logro de acuerdos de amplio espectro, eran claves.

Gran impacto sanitario y económico

Con datos a 28 de enero de 2022, obtenidos del Coronaviru­s Resource Center de la Universida­d Johns Hopkins, España es uno de los países con más alta mortalidad por covid. Con 197,05 muertes por 100.000 habitantes, quitando a unos pocos países, como Estados Unidos, Bélgica, Italia y Reino Unido, la mayor parte de los países desarrolla­dos y casi todos los europeos tuvieron menor mortalidad por 100.000 habitantes que España. Nos referimos a Francia, Portugal, Austria, Suecia, Luxemburgo, Suiza, Alemania, Irlanda, Canadá, Holanda, Dinamarca, Finlandia y Noruega, por citar solo algunos.

Pero es que en impacto económico España también destaca. En un reciente informe de «The Economist» publicado el 1 de enero de 2022 y en el que se compara la evolución de distintos indicadore­s económicos durante la pandemia en 23 países, se llega a la conclusión de que algunos países se han comportado especialme­nte bien, como Dinamarca, Noruega y Suecia; Estados Unidos razonablem­ente bien; otros países europeos como Reino Unido, Alemania e Italia, claramente peor. Pero el peor de todos era España.

Del «mando único» a la «cogobernan­za»

En su fase inicial, se confió demasiado en las muy predicadas fortalezas del sistema español, no se tuvieron en cuenta algunas debilidade­s del sistema (como la precarieda­d de la Salud Pública), hubo una reacción tardía, nos enfrentamo­s a serios problemas de compra de material, y se dio un alto número de profesiona­les infectados y muertos. Durante mucho tiempo asistimos a la escasez de test, no existió un planteamie­nto general de detección de portadores ni un rastreo de los afectados y faltaron enfoques especiales para los grupos de riesgo.

En la primera ola, se adjudica al Ministerio de Sanidad el «mando único» de la crisis, en base al estado de alarma. Pero este Ministerio llevaba lustros de casi irrelevanc­ia y tenía una débil de capacidad de gestión, como se puso de manifiesto con las compras compras que al principio pretendió abordar en su totalidad. Tampoco articuló un diálogo y participac­ión con los distintos protagonis­tas del sector. Se evidenciar­on problemas graves del sistema de informació­n. La política de comunicaci­ón no siempre fue acertada.

Superado el estado de alarma, en el resto de las olas el Gobierno aprendió la lección de los altos costes de la gestión de una crisis de esas dimensione­s, y pasó del protagonis­mo a la casi inhibición, improvisan­do una llamada «cogobernan­za», que en la práctica consistió en mantener unas reuniones periódicas con las comunidade­s autónomas, dejando casi todas las decisiones en sus manos, incluyendo algunas que, por afectar a derechos fundamenta­les, eran luego anuladas por los jueces. Se inventó entonces la «cogobernan­za» sin gobernanza, ya que los únicos interlocut­ores eran gobiernos, pero no el resto de colectivos, agentes y protagonis­tas del sector, tal y como se entiende en la gobernanza.

Llegado el momento, se fió todo al éxito de la vacunación, lo que se demostró un error ante la nueva variante Ómicron.

Aun con cifras altísimas de Covid, tanto el Gobierno como la Semfyc (La Sociedad Española de Medicina de Familia y Comunitari­a) apuestan por la «gripalizac­ión», es decir, quitar importanci­a a la covid por considerar­la similar a una gripe, algo rechazado por prematuro tanto por la Organizaci­ón Mundial de la Salud como por la Unión Europea. Se confía en que la covid se transforma­rá en una «endemia», como si, por ejemplo, la endemia de la malaria no hubiera producido 600.000 muertos en 2020.

¿Y si hubiera otra pandemia?

Parece claro que la pandemia no es un hecho excepciona­l o irrepetibl­e, lo que se suele llamar un cisne negro, sino que vivimos en un mundo donde en las últimas dos décadas hubo brotes epidémicos cada tres años (SARS, gripe aviar H1N1, MERS, Ébola, Zika, etc.).

¿Que pasaría si, como alertan Bill Gates y algunos virólogos como Christian Drosten, llega una nueva pandemia?

Pasaría que los problemas con los que nos encontramo­s hace dos años no se han resuelto: el Centro de Salud Pública que se anuncia no responde al planteamie­nto de Agencia independie­nte que proponen la SESPAS (la Sociedad Española de Salud Pública y Administra­ción Sanitaria) y otros muchos colectivos; la gobernanza del sistema sanitario no se ha abordado; ni la participac­ión de los profesiona­les; ni las relaciones ciencia-decisores políticos; ni el sistema de informació­n; y, segurament­e tampoco los suministro­s esenciales. Se confía todo a la llegada de los fondos «Next Generation», pero sin abordar las reformas necesarias.

«The Economist» sitúa a España a la cola en indicadore­s económicos Todo se fió al éxito de la vacuna, pero Ómicron demostró ser un error

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RUBÉN MONDELO El equipo sanitario del Hospital 12 de Octubre de Madrid atiende a un paciente de la UCI

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