El título más «inesperado»
► Rafa valora la victoria en Melbourne por encima de muchos Grand Slams anteriores
No hacía ni media hora que había ganado su 21 Grand Slam y Rafa estaba subido en un bicicleta estática para relajar los músculos y ya estaba pedaleando rodeado de los suyos. Allí estaban su padre, Carlos Moyá, Marc López, Carlos Costa, Rafa Maymó... después de una ducha más merecida que nunca llegó el momento de las confesiones: «Es el título más inesperado de mi carrera y de los más emocionantes por todo lo que he vivido en los últimos meses». Craig Tiley, el director del torneo y uno de los secundarios en el «caso Djokovic», organizó un brindis en su honor y Nadal se explayó: «No voy a decir si es una de las mayores gestas del deporte, eso no me toca analizarlo a mí, pero sí que soy consciente de la dificultad que ha tenido todo el proceso». Y ese proceso, que en realidad sólo conoce él, incluye unas dudas más que razonables hace algo menos de dos meses sobre su futuro como tenista, un coronavirus que le tuvo «cuatro días hecho polvo en la cama» y una pretemporada en la que tres días antes de viajar a Australia, a finales de diciembre, no sabía cómo se iba a desarrollar.
Rafa ya desveló en la pista las dificultades vividas en los últimos meses: «No puedo agradecer lo suficiente a todo mi equipo, a mi familia, a los que están aquí y también a los que no. Sé cómo de duro ha sido este último año y medio, me habéis apoyado en los momentos bajos, sin vosotros no hubiera sido posible, así que muchísimas gracias. Ahora estoy lleno de energía y voy a intentar volver el año que viene, aunque hace poco no sabía si iba a poder volver a jugar». jugar». Melbourne puede esperar a Rafa en 2023.
Después de la vuelta de honor a la Rod Laver Arena y los emotivos abrazos con su palco, Nadal se adentró en el debate sobre la pelea histórica con Federer y Djokovic: «Novak, Roger y yo hemos cumplido nuestros sueños. Ojalá termine siendo el que más tiene, pero si no ocurre, bien por los otros, porque mi carrera es infinitamente superior a lo que hubiera imaginado». Y siguió: «En este momento de la historia soy el que tiene más, pero uno no puede estar constantemente preocupado por lo que tiene el de al lado. Evidentemente que me gustaría acabar como el que más tiene, pero es cierto que para mí no ha sido una obsesión». El mensaje fue una referencia directa al serbio que en más de una ocasión ha confesado que terminar siendo el tenista con más Majors de la historia es la gran obsesión de su vida.
Nadal no tenía nada claro que fuera a ser capaz de responder a una final de una exigencia física tan extrema: «Estaba tan destrozado que no podía ni celebrar. Al final no sé ni qué he hecho, no me acuerdo de cómo lo he celebrado, pero la emoción era muy grande por cómo había ido el partido». No hubo lágrimas, tampoco una explosión excesiva de júbilo a diferencia del ambiente que se vivió durante buena parte de la final en la grada. Medvedev acabó desquiciado con los comentarios de la gente entre el primer y el segundo saque. Incluso Rafa llegó a reprobar esa acción a los aficionados. La mayoría apoyó abiertamente al español: «Lo del público ha sido una pasada, no tiene nombre el apoyo que me han dado. No podía celebrar mucho con ellos porque estaba destrozado, normalmente los involucro más. He notado el apoyo muy dentro de mí, ha sido vital, inolvidable».
Soy muy consciente de toda la dificultad que ha tenido el proceso para llegar hasta aquí» Estoy lleno de energía para volver en 2023, aunque hace poco no sabía si volvería a jugar»
Rafael Nadal