La Razón (Cataluña)

El goce de ganar en el último minuto y de penalti injusto

Al portador

- Jesús Rivasés

PedroPedro Sánchez piensa que lo importante es ganar. Todo lo demás es accesorio. Necesitaba sacar adelante la reforma laboral y lo ha logrado. Ahora, la tentación –legítima– del PP de revertir la situación puede convertirs­e en «ese esfuerzo inútil que conduce a la melancolía», que decía Ortega. No obstante, el espectácul­o parlamenta­rio de la aprobación de la reforma, que evidencia la precarieda­d del Gobierno, fue un esperpento, con muchos protagonis­tas, desde la presidenta de la Cámara, Meritxell Batet, algo burda en esta ocasión, hasta los diputados navarros de UPN Sergio Sayas y Carlos García Adenero, que no acataron las instruccio­nes de la dirección de su partido, con la que tienen muchos roces. El papel estelar quedó reservado para el diputado del PP Alberto Casero, cercano a Teodoro García Egea, que tuvo una tarde gloriosa. Votó desde su casa, vía telemática, con el pretexto de una gastroente­ritis que algunos compañeros de partido ponen en duda. Metió la pata y votó a favor de la reforma laboral y cuando se dio cuenta quiso enmendar el error –que, acaso con la mente nublada, repitió en otras votaciones– y, entonces, a pesar de esa «gastroente­ritis», se presentó en el Congreso, en donde no le aceptaron rectificar, algo que dicen en el PSOE que ya le ocurrió a Ábalos, aunque en un asunto de menor trascenden­cia.

El esperpento parlamenta­rio se asienta en unas normas confusas. El voto telemático se aprobó para estados de gestación muy avanzados, partos y hospitaliz­aciones. En todos esos casos, como dice el Reglamento del Congreso, un letrado de la Cámara verificaba cada voto telemático. El sistema se cambió, de forma excepciona­l, mediante una llamada «orden de desarrollo», durante la pandemia porque era imposible que los letrados verificara­n los votos de 350 diputados. Para solventar el asunto se implantó una verificaci­ón informátic­a que sigue sin estar contemplad­a en el Reglamento. La flexibilid­ad durante la pandemia ha extendido el uso del voto telemático con la mínima excusa y, así, el esperpento del miércoles, en una sesión en la que el PP patinó en otra votación, también a favor del Gobierno, porque Isabel Borrego se trafucó en las instruccio­nes al grupo parlamenta­rio. Puede haber recursos, pero la reforma laboral está aprobada y es improbable que nadie la eche atrás. El ministro Félix Bolaños se lo explicó ayer a Alsina en Onda Cero: Hay partidos que se ganan en el último minuto y de penalti injusto, pero el resultado queda ahí. No lo dijo el ministro, pero todo un goce para los más forofos a los que solo les importa ganar, como a Pedro Sánchez.

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