El amor, ese «archivo móvil» encerrado en un cuerpo
► Agustín Fernández Mallo reflexiona sobre la teorización de la sentimentalidad en su nueva obra
La narrativa de Fernández Mallo es absolutamente original e inclasificable. Se basa en una variada combinación de géneros literarios, tonos expresivos y tramas argumentales. Superada ya la pertenencia a aquella Generación Nocilla, su obra se ha consolidando como un ejemplo de independiente experimentación formal.
Voluntad renovadora
Ensayista y poeta también, la escritura del autor registra una pulsión contestataria de clara voluntad renovadora. Insistiendo en este criterio estético publica «El libro de todos los amores», una novela de heterodoxa configuración en la que se desmembra la consecuencialidad narrativa en un discurso de idiosincrática eficacia. En el marco de una Venecia distópica, una pareja, él profesor de Latín y ella escritora y estudiosa del fenómeno amoroso, vagan por una ciudad abocada a una apocalíptica crisis. Ese decadente paisaje de un mundo que agoniza obliga a una redefinición de la realidad, que se vuelve a conceptualizar a través de las digresivas reflexiones de esos personajes.
El fraccionado argumento, de apariencia desnortada, se justifipia por ese replanteamiento de la existencia, de sentido futurista y visionario. Por otro lado, se abunda en una teorización de la sentimentalidad amorosa estableciendo una amplia tipología que va desde el legendario «amor cortés» a la pasión despechada o la celosa obsesión, sin olvidar las inevitables dependencias: «Enamorarse consiste en permitir que otro te meta en su cabeza, y que ahí, atrapado tú ya para siempre en sus sueños, a su antojo haga contigo lo que quiera; a partir de ese instante serás un archivo móvil dentro de su cuerpo».
Encontramos aquí, pues, una meditación sobre el paso del tiempo, el desconocimiento de la proidentidad, proidentidad, las peripecias del amor, la ambivalencia de los géneros literarios y la incertidumbre del inmediato futuro. Todo ello con la lograda ambición de una renovadora escritura que inquieca