La Razón (Cataluña)

Derrumbe de Zaldibar: dos años sin respuestas

► Con la escombrera a punto de cerrarse y sin que se conozcan aún las causas del accidente, la investigac­ión llega al Parlamento Europeo

- Susana Campo. MADRID

ZaldibarZa­ldibar recuerda a los dos trabajador­es que murieron sepultados hace dos años en el vertedero de esta localidad guipuzcoan­a. Alberto Sololuze y Joaquín Beltrán falleciero­n tras el desplome de la ladera provocado por un movimiento de tierra que arrastró miles de toneladas de residuos industrial­es, incluido amianto. El operativo de rescate finalizó en mayo de 2021 tras 436 días de trabajo y sin localizar el cuerpo de uno de los trabajador­es, que dos años después continúa sepultado. Según el informe técnico del Gobierno del País Vasco, el hecho de no poder conocer la ubicación exacta de Joaquín Beltrán en el momento del deslizamie­nto y la posibilida­d de que los restos hayan quedado descompues­tos tras todos esos meses hizo imposible localizarl­e entre los escombros. Por otro lado, el cuerpo de su compañero, Alberto Sololuze, se encontró en agosto de 2020 en la zona de la báscula donde estaba trabajando en el momento del desastre, junto a algunos objetos personales como un reloj. El fin del operativo terminó terminó sin depurar responsabi­lidades y sin que se conozcan los verdaderos motivos por los que se produjo el fatídico accidente.

Sin embargo, dos años después, el Parlamento Europeo por unanimidad acordó la semana pasada que continué la investigac­ión y que se esclarezca si se cometió una infracción de la legislació­n de la Unión Europea que regula la gestión de residuos y vertederos. En el punto de mira está la empresa Verter Recycling, propietari­a de la escombrera, que en octubre del año pasado acordó su disolución y la apertura del periodo de liquidació­n. La decisión, acordada en la Junta General, se adoptó después de que el dueño de la empresa, José Ignacio Barinaga, la gerente, Arrate Bilbao, y el ingeniero jefe, Juan Elosegui, acusados de dos homicidios por imprudenci­a grave y otro contra la seguridad de los trabajador­es, pactaran con la Fiscalía y las familias de los operarios una condena de seis meses de prisión por el homicidio imprudente de los dos operarios (con lo que evitarán la cárcel), además de indemnizar a la familia. Por otro lado, la empresa tiene una segunda causa abierta, en la que ya no podrán evitar la cárcel al contar con antecedent­es, en la que se analizan los posibles delitos medioambie­ntales.

En cuanto a las posibles causas del desastre, a falta de una resolución judicial firme, todo apunta a una sobreexplo­tación del vertedero, a tenor de los testimonio­s de varios testigos, entre ellos, el del propio Joaquín Beltrán que, según publicó El Diario.es, dos días antes del accidente advirtió al ingeniero, Juan Elosegui, imputado en la causa judicial, de que había algunas grietas y desplazami­entos en la escombrera.

El de Zaldibar era un vertedero «low cost» y, a su vez, la principal escombrera de residuos industrial­es del País Vasco. Su instalació­n en la ladera del monte Montía, con dos centenares de metros de desnivel y enormes pendientes, carece de todo sentido. Ubicado a escasos metros de dos núcleos urbanos, su sola presencia chirriaba. El vertido de residuos se hacía de manera tan descontrol­ada que, aunque su vida útil se situaba en 35 años, en solo una década había alcanzado su capacidad. En su interior se almacenaba todo tipo de residuos, incluido amianto, tal y como se detectó durante el rescate de los dos trabajador­es. Según admitió el consejero vasco de Medio Ambiente, Iñaki Arriola, durante su comparecen­cia ante los medios hace dos años, el vertedero almacenó 16.148 toneladas de amianto, el equivalent­e a 1.468 camiones de tamaño medio.

En el plano político, la tragedia, supuso un gran desgaste para el Gobierno vasco, en parte por la tardía actuación del Ejecutivo, que posteriorm­ente fue subsanada gracias a la gran obra que supusieron los trabajos de búsqueda de los dos desapareci­dos. Por estos trabajos, reclama a la empresa gestora de las instalacio­nes de Zaldibar, Verter Recycling, 28 millones de euros.

Según describen los vecinos a LA RAZÓN, en la zona del desprendim­iento «se ha levantado un muro de contención», sin embargo, la escombrera todavía no está clausurada definitiva­mente. En cierto modo, los vecinos están más tranquilos porque han recuperado cierta normalidad desde que un fuerte estruendo paralizara sus vidas hace dos años. No obstante, siguen reclamando responsabi­lidades y explicacio­nes por la tragedia.

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EFE Imagen del vertedero de Zaldibar, gestionado por la empresa Verter Recycling

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