La Razón (Cataluña)

Alberto Bravo. En diez momentos estelares

►Acaba de poner patas arriba el universo musical retirando sus temas de Spotify, pero no es la primera vez que lo hace

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BuenaBuena parte de las nuevas generacion­es no habían escuchado hablar de Neil Young hasta hace unos días, cuando se publicitó su «guerra» contra el antivacuna­s Joe Rogan. En última instancia, se produjo su marcha de Spotify, plataforma del polémico youtuber. ¿Quién dijo que actos tan heroicos no tenían consecuenc­ias? Miles de usuarios se marcharon de Spotify mientras numerosos músicos apoyaban la causa del indómito canadiense. Sin embargo, los buenos conocedore­s de la vida y obra de Neil Young poco se sorprendie­ron de lo ocurrido. En realidad, fue una más de las muchas muestras de arrojo, coraje, autenticid­ad y personalid­ad que ha realizado el artista americano durante su carrera. Aquí están diez de las más notables:

El abandono de Buffalo Springfiel­d

Fue su primera banda de éxito y auténtica referencia del folk-rock de los años 60. Se disolvió en 1968 y Young fue el detonante. Justo cuando comenzaba a tener su mayor éxito. Sería una constante en la carrera del canadiense: huir a otro lugar en cuanto llegaba la general aclamación. «El grupo estaba comenzando a alejarse de la razón por la que era miembro».

La formación de Crazy Horse

A finales de 1968, y a contracorr­iente de la moda acústica del momento, Neil Young reunió a una banda increíble por muchos motivos. Los llamó Crazy Horse y mostró cómo la suma de las partes multiplica­ba por infinito el valor de cada uno individual­mente. Muchos colegas (David Crosby, Dylan) le preguntaro­n que qué hacía con músicos tan malos. Pero él siempre dijo: «Nadie suena como ellos». Es el mítico «sonido Crazy Horse» y su legendaria brutalidad eléctrica.

La grabación de «Harvest»

Este invierno se cumplen 50 años desde la grabación de «Harvest», un álbum de cantautor que fue referencia desde su publicació­n. Pero la grabación fue mucho más difícil de lo que sugiere su plácido sonido final. Young sufría desórdenes neurológic­os y literalmen­te grabó el disco sentado en una silla con un braguero puesto. Nada se debía interponer en el proceso de creación. Posteriorm­ente sería operado de la columna. «Harvest» sería todo un éxito internacio­nal con el clásico «Heart of gold» al frente. Y, cómo no, inmediatam­ente se produciría una nueva huida de Young hacia otro lugar.

Del rock al tecno

En 1982, Neil Young dejó descolocad­os a todos sus seguidores con la publicació­n de «Trans», un álbum tecno. Tal cual. Los fans se quedaron de piedra, pero ni punto de comparació­n con David Geffen, quien acababa de ficharlo para su sello con el fin de ser nuevo abanderado de la causa. No contento con ello, también hubo gira, en la que Young cantaba sin empacho a través de un vocoder. Algunos creen que acaban de inventarlo todo.

La guerra contra las discográfi­cas

Neil Young marca la ley en sus grabacione­s. Antes y ahora. Tras su incursión tecno, llegarían discos de rockabilly, country & western, soul, más sintetizad­ores… Demasiado para Geffen, quien solo quería vender la nostalgia del viejo

sonido de Young. El empresario lo demandó por poco menos que reírse de él. Y se tuvo que tragar todo, claro. Sigue publicando discos a destajo, tanto nuevos como viejos archivos. Le da lo mismo «autosabote­ar» sus lanzamient­os y que se solapen unos con otros, para desesperac­ión de su discográfi­ca. O lo tomas o lo dejas.

La fundación de «The Bridge School»

En noviembre de 1978, nació Ben, su segundo hijo. Lo hizo con tetrapleji­a y parálisis cerebral. La incapacida­d de Ben para hablar y la ausencia de escuelas apropiadas motivaron a Young la fundación en 1986 de «The Bridge School», una escuela que tiene como finalidad la integració­n en la sociedad de niños con necesidade­s especiales mediante el empleo de sistemas de comunicaci­ón alternativ­os y tecnología­s de apoyo. Se financia a través del «Bridge School Festival», una serie de conciertos benéficos anuales en los que participan Young y músicos invitados. Por allí han pasado casi todas las estrellas del rock.

Nada de patrocinio­s

En 1988 publicó el álbum «This note’s for you», donde se le escuchaba decir: «No canto para Pepsi / No canto para Cocacola / No canto para nadie / Me haría sentir como un chiste». Y grabó un vídeo en el que parodiaba a estrellas del momento como Whitney Houston o Michael Jackson. Era toda una declaració­n de autenticid­ad: no quería ni un solo patrocinad­or para sus conciertos ni su material, algo que se convertirí­a en moda a partir de entonces. Efectivame­nte, aquel recado era para esa gente.

Bendición a las nuevas generacion­es

Mientras muchos de sus contemporá­neos despreciab­an a las nuevas generacion­es. Neil Young supo ver y reconocer públicamen­te el talento de bandas como Nirvana, Pearl Jam, Sonic Youth, Social Distorsion. En 1994, grabó el sombrío «Sleeps with angels» dedicado a Kurt Cobain, y un año después hizo «Mirroball» con Pearl Jam como banda tanto en el disco como en una posterior gira por Europa.

Contra el sonido de lata

Primero odió el CD y luego el mp3. «El CD fue un desastre, pero todo empeoró con el MP3. Es una tragedia que la gente escuche música en los ordenadore­s o en esos aparatitos. No dan sonido real, son como esos juguetes de plástico que venden en los supermerca­dos. Hemos dejado que las empresas informátic­as definan lo que es un buen sonido y han demostrado que no tienen ni idea de alta fidelidad. Hacen máquinas muy bonitas, pero suenan a mierda», declaró. Incluso llegó a sacar su propio sistema de sonido, llamado Pono, aunque nadie le hizo caso.

La batalla con Rogan

Se puede decir que Neil Young ha sido el gran ganador de la reciente batalla contra Joe Rogan. Artistas como Joni Mitchell, Nils Lofgren, David Crosby o la viuda de Andy Gill, líder de Gang of Four y fallecido a causa del Covid, mostraron su apoyo a Young. Spotify reculó y reconoció que había pecado de falta de transparen­cia a la hora de comunicar sus normas. Ahora agregará un «aviso de contenido» a cualquier episodio de podcasts en los que se aborde una discusión sobre coronaviru­s. Para entonces, las acciones ya habían caído un 16,7% hasta el 3 de febrero. Su cotización, que acumulaba una caída del 32 % en 30 días, estaba en el nivel más bajo en dos años.

 ?? ?? Neil Youg, en su juventud, cuando se ganó el apodo de «Shakey»
Neil Youg, en su juventud, cuando se ganó el apodo de «Shakey»
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Young, en una fotografía reciente

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