La Razón (Cataluña)

El Gobierno bajará el SMI

- Juan Ramón Rallo

DespuésDes­pués de la aprobación por carambola parlamenta­ria de la reforma laboral, el Ministerio de Yolanda Díaz se dispone a dar el siguiente golpe de efecto mediático: subir el salario mínimo en 2022. Ayer, la lideresa de Podemos nos adelantó que pretendía incrementa­rlo hasta los 1.000 euros mensuales en catorce pagas, esto es, hasta el equivalent­e a 1.166 euros mensuales. Se trataría de la cuarta subida consecutiv­a desde que el PSOE llegó al poder y acumularía una revaloriza­ción de más del 35%. A simple vista, pues, parecen magníficas noticias para los trabajador­es con sueldos más bajos. Sin embargo, y dejando de lado los efectos sobre el empleo que puede ocasionar una subida del SMI –recordemos que en 2019 el Banco de España constató que la medida hizo que se perdieran hasta 170.000 puestos de trabajo–, lo cierto es que la evolución del salario mínimo en 2021 y en 2022 resulta bastante menos dulce de lo que podría parecer a simple vista. Y es que, al analizar la magnitud efectiva de un incremento del SMI, es decir, al analizar el poder adquisitiv­o que están ganando los trabajador­es, no sólo hemos de tomar en considerac­ión la subida nominal del salario mínimo, sino también la evolución de la inflación. Por ejemplo, en 2021 el SMI se elevó un 1,6%, pero la inflación promedio durante ese ejercicio fue del 3,1%. ¿Resultado? El salario mínimo real –el poder adquisitiv­o de esos trabajador­es– cayó de media un 1,5%. Pero en 2021 apenas estábamos saliendo de la pandemia y tal vez convenía ser prudentes a la hora de incrementa­r en términos reales el SMI. ¿Recuperará­n los trabajador­es el pomenos der adquisitiv­o perdido en 2022? Pues probableme­nte no. La subida planteada por la ministra equivale a un alza del 3,6%. El Banco de España anticipaba una inflación promedio en 2022 del 4%, lo que supondría que los salarios mínimos reales caerían otro 0,4%. Casi un recorte del 2% en dos años. ¿Pero por qué? Si nuestro país tenía tanto margen para elevar el SMI sin que afectara negativame­nte al empleo, ¿por qué ser tan cicateros en la subida? ¿Por qué no cubrir al menos la inflación de 2021 y la esperada en 2022? Pues quizá porque, en contra de lo que nos repiten continuame­nte, el SMI sí esté generando efectos adversos sobre el empleo y no haya margen para subirlo más.

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