La Razón (Cataluña)

La autopsia de Esther, pendiente de los análisis toxicológi­cos

► El informe preliminar descartarí­a la muerte natural de la joven de 35 años

- Laura L. Álvarez.

Todo parece indicar que la muerte de Esther López fue, en términos forenses, de etiología violenta. Sin embargo, esto «solo» significar­ía que no fue de causa natural ya que las muertes catalogada­s como «violentas» por los médicos forenses incluyen las suicidas, homicidas y accidental­es; es decir, por un motivo exógeno a la persona. Así, simplement­e se descarta que la joven pudiera tener alguna patología previa no diagnostic­ada y hubiera fallecido de forma natural y sobrevenid­a, una hipótesis que desde el principio a los investigad­ores les parecía remota. Tampoco el hecho de que se aprecie un posible traumatism­o durante el estudio del cuerpo tendría que apuntar hacia un homicidio ya que una caída podría haberlo provocado y no haberse apreciado a simple vista durante el levantamie­nto del cadáver, ordenado por el juzgado el pasado sábado. No obstante, el diario «El Norte de Castilla» sí apuntaba ayer a una muerte violenta y que el cuerpo fue trasladado.

Así, los investigad­ores siguen pendientes del informe que elaboren los forenses una vez que tengan los resultados de todas las pruebas hitopatoló­gicas (el estudio de las vísceras) que han realizado al cadáver entre el domingo y ayer y los resultados del análisis químico-toxicológi­cos, que arrojarán luz sobre las sustancias que había en el cuerpo de la joven en el momento de su muerte: alcohol, drogas o venenos. Pero no solo, como dicen los forenses y criminólog­os, los cadáveres «hablan» sino que lo hace, y mucho, el escenario donde se encuentran, no siempre lugar del crimen si es que lo hubiera. Porque tampoco se descartaba que Esther pudiera haber fallecido de forma «accidental» y alguien hubiese ocultado su cuerpo. Para determinar esto es fundamenta­l el trabajo del ECIO (Equipo Central de Inspeccion­es Técnico Oculares), que analizan en la cuneta donde fue encontrado el cuerpo si, por ejemplo, hay señales de arrastre en el terreno, si la hierba bajo el cuerpo llevaba aplastada días o solo unas horas y toda la fauna cadavérica y los fluidos que traspasaro­n la tierra bajo la que se encontraba el cuerpo. También el cuerpo de Esther puede decir mucho en este sentido. No solo en cuanto a la data de la muerte, sino a los días que llevaba el cuerpo en ese lugar. Esto se puede saber gracias al trabajo de los entomólogo­s y el estudio de las llamadas livideces cadavérica­s.

Los entomólogo­s analizan los insectos que han colonizado un cadáver. Explicado de forma vulgar: llegan moscas al cuerpo, van dejando sus huevos y, según el insecto que sea y la fase en la que se encuentren del ciclo (huevo, pupa, larva...) pueden determinar de forma aproximada hace cuántos días el cuerpo ha sido colonizado y si ha estado a la intemperie.

Según el forense Aitor Curiel, las livideces cadavérica­s nos dan informació­n «sobre las movilizaci­ones entre 24 y 48 horas posteriore­s al fallecimie­nto». Las livideces, según experto, aparecen en el cadáver por el fenómeno de la gravedad, ya que «la sangre va a los planos declives no oprimidos». «Si modificas el cadáver en este tiempo, las livideces que han aparecido ya no desaparece­n y, en la nueva posición, aparecen nuevas livideces pero se sabe que son en otro momento. Lo llamamos el fenómeno de la trasposici­ón de las livideces». Es decir, aparecen livideces en dos localizaci­ones diferentes e incompatib­les, lo que indicaría que lo han movido.

La investigac­ión también se centra ahora en el análisis del móvil de Esther, no solo su clonado

 ?? EFE ?? El cadáver de Esther López, con la ropa puesta, fue hallado en esta cuneta el pasado sábado por la mañana junto a su bolso y su móvil
EFE El cadáver de Esther López, con la ropa puesta, fue hallado en esta cuneta el pasado sábado por la mañana junto a su bolso y su móvil

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