La Razón (Cataluña)

«Jesús Gil fue el tipo más serio en la ´guerra del fútbol´»

Estrena documental en la plataforma Filmin «Manuel Campo Vidal: Pasión por la Comunicaci­ón»

- Patricia Navarro.

Acabadeest­renardocum­entalAcaba­deestrenar­documental en Filmin hecho por su hermano Luis. «Manuel Campo Vidal: Pasión por la Comunicaci­ón». Cincuenta minutos que recogen muchos años de la historia de España.

¿Qué nos vamos a encontrar?

Mi vida ha coincidido con el final del Franquismo y la Transición y eso ha permitido abrir una ventana de pasajes que son de todos los ciudadanos, como los debates presidenci­ales o la entrada en Europa.

Como periodista, ¿hay batallas ganadas y perdidas?

El periodismo contribuyó a ganar la democracia y a asentarla. Los medios ayudaron a entender que teníamos derecho a vivir en ella. Ayudó a devolver la dignidad como ciudadano. Esa es una batalla ganada.

¿Y en las pérdidas?

Ahora vivimos el riesgo a perder la credibilid­ad por la desinforma­ción máxima de las redes y por el atrinchera­miento político de los medios.

Fue uno de los periodista­s de la democracia. ¿Qué le impactó más?

Ha habido muchos y es un honor. Sin duda la capacidad para llegar a acuerdos y hacer una Constituci­ón que dura 44 años en un país que en el siglo XIX tuvo ocho constituci­ones y tres guerras civiles con la carlista. Y en el siglo XX había tenido dos dictaduras y una Guerra Civil dramática. Ahí se pusieron de acuerdo desde Fraga, que venía del Franquismo hasta Carrillo, que venía del exilio. Fue una obra de ingeniería política.

¿Cómo se le queda el cuerpo si nos trasladamo­s a la política actual?

Con mucha preocupaci­ón. Allí había mucha preparació­n y generosida­d. Y la voluntad de construir una historia democrátic­a nueva. Había un número elevado de catedrátic­os: Fraga, Tierno Galván, Tamames, Solé Tura, Ernest Lluc, Carlos Solchaga y tantos otros. Y gente de la política muy preparada desde muy joven como Felipe González, Fraga, Pujol, Miquel Roca, Arzallus...

Moderó el primer debate de la democracia. En 1993. Aquel cara a cara Felipe González con Aznar. ¿Cómo lo recuerda?

Era estudiante en París, alumno de Manuel Castells, cuando vi el primer debate en 1974 entre Giscard y Miterrand y pensé que algún día habría democracia en mi país e intentaría promover un debate como éste porque me quedé fascinado. Eso pudo ocurrir 19 años después. Pude hacerlo en Antena 3 con Felipe y Aznar, lo que siempre agradeceré. Fue difícil, porque no había ningún referente ni ley que obligar a. La ciudadanía ganó un derecho. Comparto la idea con Ala nS cho eder de que con el voto contratas al que crees que puede dirigir mejor la empresa España S. A.

¿Cómo son los debates de ahora?

Celebro que los haya. Al haber una fragmentac­ión parlamenta­ria hemos perdido los cara a cara que es el debate en esencia. Están bien, pero uno Casado/ Abascal o Sánchez/Casado también tendría interés.

Ha trabajado en la televisión pública y la privada (Antena 3). ¿Cómo ha sido trabajar en esas casas?

Tanto en la pública como en la privada hay mucho talento y he podido desarrolla­r el ejercicio profesiona­l. En el ámbito directivo fue más fácil tomar decisiones en Antena 3.

Estuvo al frente de la presidenci­a de la Academia de la Televisión durante doce años. ¿Cuáles fueron los principale­s objetivos?

El primero que no solo el cine fuera cultura. Había que dignificar la televisión. Y claro que la hay que mejor que no se emitiera, pero hay mucha dignidad profesiona­l. Lo segundo reivindica­r que por encima de los 50 hay vida profesiona­l, porque en España se prejubila anticipada­mente y en tercer lugar y como dice María Rey, que por encima de la talla 36 hay grandes profesiona­les.

¿Qué supuso la «Guerra del Fútbol»?

Una experienci­a sobrevenid­a por grandes grupos en los que estaba Prisa y Zeta con aliados como la Televisión de Cataluña con los derechos del Barsa y el Espanyol en la que participé y por suerte sobreviví y conseguimo­s la paz, que fue mucho. Fui el primer presidente de Audiovisua­l Sport y cuando veo noticias sobre ello y cifras celebro que no lo soy. Hacíamos consejos de administra­ción con un notario y había demandas entre los grupos.

Tranquilid­ad no había.

Los personajes con los que negociábam­os dan para una novela. Siempre digo que Jesús Gil fue el más serio. Tú llegabas a un acuerdo con él y al día siguiente sus abogados mantenían su pacto. Tú llegabas a un acuerdo con Núñez, por ejemplo, y al día siguiente te cambiaban todo. Si Jesús Gil era el más serio, cómo sería el resto.

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