Castillo aúpa a un radical como primer ministro
► El extitular de Justicia, Aníbal Torres, es un superviviente de sus 4 gobiernos
El presidente de Perú, Pedro Castillo, continúa su huida hacia adelante. Este martes trató de apagar el incendio político desatado en el país andino con el nombramiento de un nuevo Gabinete liderado por el polémico ex ministro de Justicia, Aníbal Torres, y en el que las principales carteras ministeriales fueron a parar a dirigentes del partido de extrema izquierda Perú Libre. Se trata del cuarto Gobierno en los poco más de seis meses que Castillo lleva en la presidencia. El último cayó en solo tres días en medio del escándalo, dos datos que ilustran el desgobierno y la crisis institucional permanente que se han instalado en Perú en la era Castillo.
El nombramiento de Torres, que sucede en el cargo a Héctor Valer, apartado después de la mayúscula polémica provocada por las denuncias de violencia doméstica presentadas por su propia hija, representa el último intento de Torres por asentar su precario poder en el país. Pero no parece haber dado el resultado deseado.
Torres ha sido el único ministro que ha sobrevivido a los constantes cambios de Gobierno, quizá en premio a que ha sido uno de los pocos que siempre le ha permanecido fiel a Castillo. Al contrario que otros colegas destacados, evitó cuestionar públicamente la designación de Valer, y ha sido la mano ejecutora de algunas de las decisiones más inquietantes del presidente.
Torres se ha comportado desde la cartera de Justicia como el hábil peón de Castillo en sus maniobras para ir copando los resortes claves del poder con sus leales y sus nombramientos han decepcionado a los pocos que aún confiaban en que el presidente hiciera honor a sus promesas de configurar «un gobiernodeanchabase»paracolaborar con todas las fuerzas del fragmentado Congreso y poner de una vez en marcha un proyecto de gobierno paralizado por las crisis permanentes.
Lejos de eso, Castillo ha vuelto a girar hacia la izquierda radical que lo encumbró en las elecciones en medio de promesas de reforma constitucional y justicia social, ambas incumplidas hasta la fecha. La mayor parte de sus nuevos ministros son cuadros provinciales del partido Perú Libre y allegados al controvertido Vladimir Cerrón, su polémico presidente y fundador, un médico formado en Cuba que no oculta su admiración por el régimen castrista. Cerrón es una figura dominante de la política peruana hace años, pero haber sido condenado por corrupción le impidió ser candidato a la presidencia y entonces optó por colocar a Castillo, que no tenía ninguna experiencia política y resultó el inesperado vencedor en unas elecciones marcadas por el escaso apoyo a todos los candidatos y el rechazo a Keiko Fujimori, la rival de Castillo en la segunda vuelta.. Ahora, un Castillo cada vez más aislado por sus propios errores y cambios de criterio, vuelve a abrazarse a Cerrón, que podría forzarle a cumplir con algunas de sus promesas populistas, como la renegociación de los contratos con los inversores extranjeros en Perú o la promulgación de una nueva Constitución, a cambio de sostenerlo en el Congreso. El extremismo podría ser la única vía de escape para un Castillo acorralado.
Torres funciona como un peón del presidente para copar cuotas de poder en Perú El último primer ministro tardó tres días en caer por las acusaciones de violencia doméstica