La Razón (Cataluña)

El día que Teresa Gimpera le pidió un carajillo a Hitchcock Víctor Fernández

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TeresaTere­sa Gimpera es uno de los grandes mitos catalanes de los últimos años al mismo nivel que los edificios de Gaudí o los cuadros de Dalí. Todo lo que ha sido y lo que es, todo lo que representa una mujer que ha sido icono de la Gauche Divine, es lo que podemos encontrar en las páginas de «Així es la vida», un libro que acaba de publicar Columna y que Gimpera ha escrito con el periodista Toni Vall. A sus 85 años, Gimpera respira una envidiosa vitalidad como demostró ayer en la presentaci­ón de esta autobiogra­fía «No me había atrevido hasta ahora a hacerla pese a que me lo habían pedido mucho. No fue hasta leer el anterior libro de Toni Vall, “Bocaccio. Donde ocurría todo”, que me decidí. Comprobé que su autor era un periodista muy discreto».

El volumen está repleto de grandes nombres a los que Gimpera ha tenido la suerte de tratar. Uno de los episodios más curiosos lo protagoniz­ó junto a Alfred Hitchcock. «Hice una entrevista con una periodista americana sobre la belleza y salió una columna pequeña en Estados Unidos. Hitchcock preparaba en ese momento “Topaz” y pidió que me buscaran. La agencia William Morris me encontró. Me compré el libro y vi que mi personaje era una puertorriq­ueña llamada Juanita de Córdoba, alguien que no tenía nada que ver conmigo. Si me salía bien la prueba, por contrato haría tres películas en Hollywood. Mi estancia esos días resultaba más cara que lo que cobraba por toda una película. Hitchcock dijo que me maquillara­n y me pusiesen una peluca negra. Me preguntó si estaba nerviosa. Pedí un carajillo y nadie lo entendió. Acabé la prueba y cogí un avión, pero no me cogieron», dijo Teresa Gimpera.

En la filmografí­a de la quien también ha sido una de las principale­s modelos de nuestro país se encuentran algunos títulos fundamenta­les, como «El espíritu de la colmena», de Víctor Erice. «A los actores nos dan un guion y te haces el personaje a tu manera. El problema es que Erice era incapaz de explicarte lo que quería en esa película que era la primera que rodaba. Un día, Fernando Fernán Gómez, mi marido en la película, me preguntó si entendía lo que quería. Le dije que no y me respondió: “Yo tampoco”. Le regalé una semana de mi trabajo porque Elías Querejeta lo apretaba mucho. Era muy interesant­e ver cómo trabajaba con las niñas protagonis­tas. Aquella fue una película muy elaborada, muy bien hecha, pero todo era un misterio», añade.

En «Així és la vida», pues, Teresa Gimpera recuerda amistades, proyectos, películas, pero también episodios más personales, como su matrimonio con el también actor Craig Hill o la muerte por sida de su hijo Joan. «El dolor no se va nunca, pero supe aceptar la muerte de mi hijo. Nunca se quejó enfermo. Estuvimos todos con él siempre en un momento en que era el inicio del sida. En la esquela lo pusimos: había muerto por sida y por la droga. Recibí muchos pésames, por ejemplo, del gobierno, del alcalde Maragall, menos del presidente de la Generalita­t, Jordi Pujol».

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XAVIER MISERACHS La mítica fotografía de Teresa Gimpera como icono de la «Gauche Divine»

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