La Razón (Cataluña)

Nervios, empate y ventaja para Bordalás

► Raúl García y Hugo Duro rubrican un empate a uno que lo deja todo pendiente para el partido de vuelta en Mestalla

- Lucas Haurie

El segundo finalista de la Copa del Rey de 2022, en el entendido que el primero será el Betis salvo campanazo del Rayo en el Benito Villamarín, saldrá del duelo entre el campeón de 2019 y el subcampeón de 2020 y 2021. Un lío, que traducido resulta: Athletic y Valencia disputaron ayer en San Mamés el primer asalto del combate que pondrá al ganador en La Cartuja, 23 de abril y fiesta de San Jorge. El resultado, un empate a uno entre nervios irrespirab­les, le da una leve ventaja, apenas perceptibl­e, a los levantinos de cara a la vuelta, que se jugará dentro de tres semanas en Mestalla.

Sobre entrenador­es como Marcelino y Bordalás dijo alguien una vez, con mala leche y tino, que eran los típicos pasajeros que, en un crucero, irían a la cena de gala del capitán con el chaleco salvavidas puesto. Se dejarían ensartar las uñas con palillos de dientes prendidos los técnicos de Athletic y Valencia, antes que permitir una alegría a sus futbolista­s y ello anunciaba una eliminator­ia de trinchera. En toda la primera parte, las aproximaci­ones ofensivas brillaron por su ausencia pero los locales encontraro­n petróleo en una falta lateral lanzada por Muniain y rematada por Raúl García, dos armas antañonas que mantienen su vigencia. Desde los tiempos de Zarra y Gaínza, el balón parado en el Botxo es deporte de alto riesgo para los visitantes.

Un gol es una ventaja, de acuerdo, pero escasa en una eliminator­ia a doble partido sin el factor disruptivo del valor doble de los goles fuera de casa. Estaba por detrás en el marcador en Valencia, sí, y ese resultado corto le valía a su entrenador ante la perspectiv­a de noventa minutos en Mestalla. José Bordalás deseaba el empate, claro, pero deseaba más todavía no encajar un segundo gol. Y, además, una protesta en el descanso de Maxi Gómez, expulsado con roja directa, lo dejaba sin recursos en el banquillo para agitar el avispero. Firmaba el 1-0 con sangre, el avieso técnico che.

Su trío de atacantes, sin embargo, fabricó mediada la segunda parte una jugada contra el curso del juego que heló a toda Vizcaya. Incurrió por la derecha Guedes, con libertad para moverse por todo el frente ofensivo y su centro lo remató Bryan Gil de forma acrobática pero muy centrado. Agirrezaba­la despejó como despejan los porteros novatos y suplentes, con un manotazo al balón para dejarlo muerto a un metro de la línea de gol, y ahí apareció Hugo Duro para certificar el empate. El invento de prescindir del portero titular en la Copa le salió muy caro a Marcelino, cuyo equipo entró en pánico cuando se vio con el tanteo equilibrad­o. Unai Simón, indiscutib­le con España, debía estar alucinando en el banquillo.

Aunque los últimos minutos fueron de dominio local por pura inercia, el tramo final del encuentro tendía al triunfo valenciani­sta, ya que el Athletic parecía haber dejado toda su energía en el gol marcado en la primera mitad. Musah generó un par de ocasiones claras por la banda derecha y Vivian trabó a Hugo Duro en el área ante la pasividad de Munuera Montero, a quien tampoco avisó el VAR. Se la jugarán en noventa minutos y el ascendente es para Bordalás.

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EFE La eliminator­ia se decidirá en Mestalla
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