Balance de urgencia
SabidoSabido es que el éxito y el fracaso ante cualquier prueba, sea en el ámbito político, electoral, económico, personal, profesional, académico, deportivo, etc., no son magnitudes absolutas, sino que están en función del resultado alcanzado frente al objetivo deseado. El objetivo para Génova al impulsar la convocatoria de las elecciones en CyL con un año de antelación al final de la legislatura era seguir gobernando allí, pero en solitario y, en particular sin depender de Vox. Tener que pactar con ellos para poder gobernar supondría traspasar una línea roja auto impuesta por Casado en aquella moción contra Sánchez que convirtió en una censura contra Abascal y Vox.
Sin perjuicio de ello, se pretendía replicar en CyL el triunfo de Madrid conseguido por Ayuso contra Sánchez apenas diez meses atrás en aquel 4-M de 2021, que además sirvió para arrinconar al olvido el 14-F –justo hace un año–, que en Cataluña significó un fracaso histórico del PP.
Ante esa realidad, en lugar de integrar a Ayuso en el equipo dirigente para enriquecer la inexcusable alternativa al sanchismo, Génova se ha dedicado a querer eclipsar su actual brillo popular. Y ahora a hacer patente con esta convocatoria que su gran victoria no fue tanto un éxito suyo cuanto de las siglas del partido con la actual dirección al frente, y así y tras Andalucía, tener la alfombra roja preparada para la llegada a La Moncloa.
Con estas premisas, la valoración final de esta jornada electoral deberá ponderarse a la luz del grado de consecución de esos objetivos planteados al convocar estas elecciones. Sentado todo ello, y con la provisionalidad del momento en que escribimos sin resultados definitivos, las conclusiones tras la jornada electoral apuntan a que el objetivo perseguido por el PP no estaría plenamente garantizado. De momento, Vox se ha consolidado como tercera fuerza política nacional, con la que quizás el PP deberá pactar para seguir gobernando en CyL y previsiblemente en cualquier escenario inmediato, sobre todo a nivel nacional.
De confirmarse esta tendencia, sería una buena noticia para el discurso de Sánchez sobre la «ultraderecha», a la que debe someterse a un cordón «sanitario», que el PP hizo suyo. CyL fue el trampolín para el PP como alternativa ganadora con Aznar frente a Felipe González en 1989, tras la refundación y retirada de Fraga. Está en juego si ahora lo será también. De momento, todo apunta a una victoria clara del PP, a una derrota también clara del PSOE, así como a la subsistencia del procurador Igea de Cs. Además de Teruel, ahora Soria, Ávila y León también existen.