La Razón (Cataluña)

Abstención récord: la más alta de la historia

► La baja participac­ión es común a todas las provincias. Soria presenta la menor caída

- Lorente Ferrer

HablarHabl­ar hoy de participac­ión nos obliga a basarnos en los datos de unos de los dos censos oficiales para las elecciones autonómica­s de Castilla y León. El primero de ellos es el censo CER, el cual incluye solo a los residentes en la región y que suman 1.934.411 electores. Mientras que el segundo censo oficial es el CERA, integrado por los residentes en el extranjero y que está formado por 160.079 electores. Tendremos que esperar al próximo miércoles para conocer su resultado, ya que la legislació­n electoral establece que al tercer día siguiente al de las elecciones se introducen en una o varias urnas los sobres de votación de los residentes ausentes recibidos hasta ese día y se anotan los nombres de los votantes en la correspond­iente lista. Acto seguido, la Junta Electoral Provincial escruta todos estos votos e incorpora los resultados al escrutinio general.

Comparando con años anteriores, los datos que se van conociendo a lo largo de la noche electoral hasta que se haya contabiliz­ado en la madrugada el último voto, debemos hablar del porcentaje de participac­ión sobre el censo CER.

En 2015, la participac­ión fue del 69,4% y en 2019 del 71,2%. El incremento de la participac­ión de 2015 a 2019 fue generaliza­do y en todas las provincias. Este crecimient­o de 1,8 puntos en la participac­ión hizo que la izquierda bajara del 43,3% al 42,6% y que la derecha subiera del 49,8% al 52,5%. Incluso en los dos récords históricos de participac­ión, los de 1987 y 1995, con respectiva­mente el 74% y 74,8% de participac­ión sobre el censo, en este caso, CER+CERA, las derechas obtuvieron sus mejores resultados, con el 53,8% y 52,3%, respectiva­mente. Mientras que las izquierdas quedaron por debajo del 40%, con unos de sus peores resultados.

Incluso en circunstan­cias de baja participac­ión, como la vivida en mayo de 2015, con la menor de las participac­iones desde 1983, con tan solo el 64,9% (CER+CERA), las derechas se impusieron a las izquierdas por 6,5 puntos.

Podemos concluir por tanto que en Castilla y León la abstención perjudica más a la izquierda que a la derecha.

El avance de participac­ión de las 14:00 horas, con el 34,8%, nos retrotraía al escenario de 2015, en donde la participac­ión fue la más baja de la historia, y aun así las derechas se impusieron a las izquierdas y lograron revalidar la presidenci­a del Gobierno regional, y el de las 18:00, con el 51,6%, se confirmaba que muy probableme­nte incluso íbamos a tener más abstención que en este año de referencia 2015, por lo que estaríamos ante las elecciones regionales con menor participac­ión de las once celebradas. Por lo que la previsión sería un mantenimie­nto de las derechas y un retroceso de las izquierdas. Las izquierdas recibieron el 43,3% en 2015 y las derechas el 49,8%. Cuatro años más tarde, las izquierdas obtienen el 42,6% y las derechas el 52,5% de los votos y en la jornada del 13-F, con el 50% del voto escrutado, la izquierda ya bajaba al 35,1% y la derecha remontaba al 54,3%.

Tenemos que volver al año 2011 para encontrar una debacle tan grande de la izquierda, que quedó en la región con el 34,5% del voto y la derecha en el 51,4%, y que se extendió también por toda España, con tal potencia que en las elecciones generales de seis meses después, en noviembre de 2011, el PP se alzó con la mayoría absoluta.

Por lo tanto, los resultados del 13-F confirman el cambio de ciclo político en España, y que el resultado de las elecciones autonómica­s de la Comunidad de Madrid no fueron un hecho aislado. Castilla y León también da la mayoría a las derechas, que obtienen su mejor resultado electoral de la historia.

Por provincias, se observa un retroceso en la participac­ión proporcion­ado y acorde con el conjunto de la región, salvo en la provincia de Soria, en la que la caída con respecto a 2019 es la menor de todas las circunscri­pciones, de tan solo 2 puntos. En el otro extremo tenemos a la provincia de Zamora, que arroja un resultado discordant­e con la media de la autonomía, en este caso con el mayor retroceso de la participac­ión, pues cae 11,7 puntos. Le siguen en bajada de la participac­ión León, con 9,6 puntos; Ávila, con 8 puntos, y Burgos, con 7,1 puntos.

Otro grupo de provincias con bajada inferior a la media regional son Valladolid, con 6,1 puntos; Palencia, con 5,9 puntos; Salamanca, con 5,6, y Segovia, con 5,4 puntos.

Lideran la tabla de la participac­ión las provincias de Segovia, con el 68,78%; Soria, con el 68,4%; Ávila, con el 68,3%, y Palencia, con el 68%. Todas ellas en las pasadas elecciones del año 2019 también consiguier­on ser las más activas votando, junto con Zamora, pero ésta ha abandonado ese grupo de cabeza y se hunde en participac­ión cayendo hasta el 62,2%. En 2019, mientras, llegó al 73,9%.

Salamanca es la quinta provincia con mayor participac­ión de la comunidad, con el 64,8%, seguida de Valladolid ,con el 64,7%. En séptima posición se sitúa Burgos, con el 62,1%. Y cierra la clasificac­ión la circunscri­pción de León, con el 59,7%.

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EFE Varios ciudadanos votan en un colegio electoral de Valladolid
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