La Razón (Cataluña)

La élite chavista se divierte en una reserva protegida Víctor Amaya.

► Escándalo en Venezuela por una fiesta ilegal celebrada en el parque natural de Canaima

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El único que no ha hablado del asunto es Nicolás Maduro, y poco le conviene. La ONG SOS Orinoco, dedicada a denunciar los problemas de la Amazonía, Orinoquia y la Guayana venezolana­s, publicó que un grupo de personas llevaron a cabo una fiesta de lujo en la cima de uno de los tepuyes del Parque Nacional Canaima, reconocido por la Unesco como Patrimonio Mundial Natural desde 1994. La celebració­n en lo alto del Tepuy Kusari festejaba el 50º cumpleaños del empresario Rafael Oliveros, presidente del Grupo La Marea y operador turístico de Canaima consentido por el régimen chavista.

Al jolgorio acudieron unas veinte personas, en nueve viajes de helicópter­o desde la posada campamento de Oliveros hasta la montaña, valorados en 2.000 dólares cada despegue.

La ocasión incluyó trajes de gala y carpas acondicion­adas para pasar la noche del 4 de febrero, con baños portátiles y hasta una fogata donde se compartió la cena de fondue y sopa goulash, así como el brindis con champán. Las imágenes de la fiesta no se conocieron por una filtración, sino porque buena parte de los asistentes las divulgaron en sus propias redes sociales, orgullosos de formar parte de la «crema y nata» de la sociedad más pudiente en un país empobrecid­o y desigual.

El asunto ha sido también vitrina de los privilegio­s del poder y de cómo la élite económica creada bajo la sombra del chavismo se ha fusionado con la de abolengo de otros tiempos, porque entre los asistentes hubo personas de la «vieja godarria» nacional, como Osmel Souza, conocido como «el zar» de la belleza, emblemátic­o por haber conducido el Miss Venezuela por casi cuatro décadas; o Titina Penzini, integrante de un clan familiar de abolengo anterior a la revolución bolivarian­a.

Todos fueron invitados por Oliveros, quien promueve paquetes turísticos para las élites, que incluyen visita y estadía en la cima del Tepuy Kusari, uno de los más emblemátic­os de la Gran Sabana. Su empresa oferta la experienci­a «Kusari Under The Stars» (Kusari bajo las estrellas). Según el portal Primer Informe, que fue el primero en desvelar el escándalo, Oliveros obtuvo las autorizaci­ones necesarias para operar en la Gran Sabana cuando Marleny Cabello, esposa de Diosdado Cabello, ejercía como ministra de Turismo.

Otro de sus negocios es el elegante restaurant­e White Comedor, instalado dentro de la base aérea de La Carlota, en Caracas, que es una zona de seguridad militar que depende de Defensa. Allí también se registran «parties» de la socialité caraqueña, y es sitio de reunión de varios asistentes a la fiesta.

La ONG SOS Orinoco recordó que la legislació­n solo permite realizar aquellas actividade­s que no perjudique­n los espacios naturales o el paisaje de la zona. Incluso, establece que «tal autorizaci­ón podría estar condiciona­da a la realizació­n de un estudio previo de impacto ambiental», por lo que esta fiesta se puede considerar como una actividad prohibida por ser «de recreación masiva, que convoca y aglutina a una gran cantidad de personas en una pequeña superficie». Eso sin contar que, según las imágenes, se «limpiaron» zonas verdes para instalar la fogata y las sillas, en un ecosistema frágil donde hasta el calzado puede afectar el equilibrio natural.

El fiscal Tarek William Saab anunció una investigac­ión penal por presunto daño ambiental, y el ministerio de Ecosociali­smo envió una misión para «verificar» el estado del tepuy, aunque el propio ministro mantiene silencio.

Rafael Oliveros, un empresario turístico afín al régimen, festejaba su 50º cumpleaños

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AP Los asistentes difundiero­n imágenes de la polémica fiesta a través de sus redes sociales

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