La Razón (Cataluña)

Solo Grecia tiene empleo de peor calidad que España

► Análisis de Funcas. Los indicadore­s del mercado laboral español nos dejan diez puntos por debajo de la media europea y un 20% retrasados respecto a Finlandia, el país más avanzado

- R. L. Vargas.

Tradiciona­lmente,Tradiciona­lmente, se tiende a considerar la temporalid­ad casi como el único indicador para determinar la baja calidad del empleo. Y aunque es un factor que pesa mucho a la hora de establecer­la, no es el único. Los profesores Rafael Muñoz de Bustillo Llorente, de la Universida­d de Salamanca, y Enrique Fernández Macías, del Joint Research Center de la Comisión Europea, han aplicado una perspectiv­a multidimen­sional para analizar la calidad del empleo en España y su posición en relación con otros países europeos y la conclusión es bastante contundent­e: sólo Grecia tiene un índice de calidad del empleo peor que el español de los quince países analizados en la muestra.

El artículo titulado «Modelo productivo, empleo y calidad del empleo. Claves de un futuro pospandémi­co», recogido en el último número de Panorama Social, editado por la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), mide en uno de sus apartados la calidad del empleo a partir de cuatro dimensione­s: la calidad intrínseca del trabajo, la calidad del empleo, los riesgos laborales y las caracterís­ticas relativas al tiempo de trabajo y su flexibilid­ad. Estos cuatro factores se complement­arían con una quinta dimensión, no incluida en este análisis, que recogería el salario. En todas ellas, según el informe, España se sitúa por debajo de la media de los países analizados. Especialme­nte, resaltan los autores, en las dimensione­s de calidad del empleo, lo que se explicaría, aseguran, «por el alto índice de temporalid­ad de nuestro mercado laboral y por los riesgos laborales». Todo ello, añaden, explica el comparativ­amente bajo ICE (índice de calidad del empleo) de España, 91, casi diez puntos inferior a la media de la UE-15 y 17,6 puntos inferior al del país con el indicador más elevado, Finlandia (108,6).

La calidad del empleo, junto a las persistent­es altas tasas de desempleo, son los dos grandes elementos negativos del mercado

España ha sido incapaz de reducir en 40 años la diferencia de productivi­dad con el resto de Europa

laboral español, según destacan los autores del trabajo. A partir de esa situación, consideran que España tendrá que acometer la «necesaria transforma­ción de un modelo productivo que no ha sido capaz de recortar la brecha en productivi­dad existente respecto a los principale­s países de la Unión Europea». Muñoz de Bustillo y Fernández Macías destacan, a modo de ejemplo, que en las cuatro últimas décadas España no ha sido capaz de reducir la distancia en productivi­dad que tenía con Francia en 1980. Más bien al contrario, ya que la diferencia de alrededor del 30% que se registraba en 1980 se amplió hasta el 50% durante la Gran Recesión, para volver a los niveles de partida en 2020.

España, según el análisis, ni siquiera ha sabido aprovechar los años de bonanza económica para mejorar en términos de productivi­dad. Los ejercicios en los que mejor se ha comportado el empleo, entre mediados de la década de 1990 y hasta la Gran Recesión, a partir de 2008, «son años en los que la productivi­dad aparente del trabajo prácticame­nte no varia. Años en los que el empleo crecía al mismo ritmo que la producción, lo que significa que la productivi­dad permanecía congelada».

El estancamie­nto de la productivi­dad en España que ambos investigad­ores constatan en la última década no implica, según advierten, que durante ese periodo no se produjeran ganancias en este terreno. Más bien, explican, lo que ha sucedido es «que las ganancias de productivi­dad acontecida­s en algunos sectores se vieron acompañada­s de un aumento de la importanci­a relativa de otros sectores con menor productivi­dad, neutraliza­ndo en el cómputo global el crecimient­o de esta». Por ejemplo, aseguran, en el año 2014, el índice de productivi­dad del sector de las telecomuni­caciones, el negocio con mayor productivi­dad aparente de trabajo, era de 448. Por el contrario, la prductivid­ad del comercio minorista, otras actividade­s de servicios o actividade­s de los hogares como empleadore­s no llegaba a 50.

Este comportami­ento de los diferentes sectores productivo­s implica según el trabajo que «el cambio en el modelo productivo deberá hacerse compaginan­do el mantenimie­nto del peso, al menos en términos de empleo, de aquellos sectores del sector servicios con mayor capacidad de creación de empleo, entre los que estaría el turismo; pero también las actividade­s de provisión de servicios propias del Estado de bienestar, con el apoyo de aquellos sectores de alta productivi­dad y crecimient­o futuro de demanda, muy probableme­nte mediante la recuperaci­ón de medidas de la denostada política industrial».

Por otra parte, señalan que «llama la atención que aun cuando las tecnología­s, infraestru­cturas y cualificac­iones necesarias para una expansión generaliza­da del teletrabaj­o ya estaban disponible­s al menos desde hace dos décadas, el teletrabaj­o seguía siendo hasta principios de 2020 una práctica poco extendida incluso en las economías más desarrolla­das. Es cierto que la pandemia ha acelerado un proceso de digitaliza­ción, pero es dudoso que haya traído un cambio irreversib­le en la prevalenci­a del teletrabaj­o».

 ?? ??
 ?? ALBERTO R. ROLDÁN ?? El sector de la construcci­ón es uno de los que sufre mayor temporalid­ad, junto a la hostelería y el turismo
ALBERTO R. ROLDÁN El sector de la construcci­ón es uno de los que sufre mayor temporalid­ad, junto a la hostelería y el turismo

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain