El día que la casa de Vicente quedó sepultada por 10 metros de ceniza
► «Están inventariando sitios turísticos, pero ésta es mi propiedad», reivindica
Paso a paso, el incansable trabajo que están realizando las personas que cada día dedican horas a retirar ceniza de las zonas afectadas por el volcán van dando resultados. Todas las manos que trabajan sin descanso en el Valle de Aridane desenterrando las casas sepultadas por la ceniza, están haciendo posible que estos barrios vayan recuperando la normalidad.
Unas imágenes comparativas de varias casas enterradas por la ceniza y posteriormente, en la superficie, han sido publicadas por el presidente canario, Ángel Víctor Torres, en sus redes sociales. «El 2 de febrero comprobé el ingente trabajo que hay en La Palma para retirar cenizas. Hoy, dos semanas después, me envían estas fotos, antes y después, con los avances de las cuadrillas contratadas con el Plan Extraordinario de Empleo. Han recuperado casas enteras bajo las cenizas», expone.
Son alrededor de 700 operarios, con previsión de ampliarlos hasta los 1.671, los contratados por el Gobierno de Canarias mediante el Plan Extraordinario de Empleo con el que se intenta aliviar la carga vecinal de retirada de cenizas en casas, caminos y espacios comunes. Son «montañas de trabajo ante montañas de ceniza», decía el propio presidente Torres cuando pudo comprobar «in situ» la situación en la zona de mayor afección, el barrio de Las Manchas.
La situación en esta zona es muy complicada, con casas que han quedado totalmente sepultadas bajo la ceniza. El paso a este barrio ya no está restringido, ni sus vecinos evacuados, pero muy pocos pueden dormir en sus viviendas debido a la ceniza que se acumula en los inmuebles y sus alrededores, toneladas que han cambiado el paisaje.
A 100 metros del volcán
Resulta imposible imaginar cómo debe ser que la boca de un volcán, el más catastrófico de la historia de La Palma, salga a escasos 100 metros de tu casa. Vicente Leal ha vivido lo impensable y cuenta que nunca olvidará aquel día en el que, junto a sus hijos, vio como el suelo de la isla se abría junto a su casa y comenzaba la erupción de este volcán que aún no tiene nombre. Por suerte, aunque enterrada bajo una gran montaña de ceniza de más de 10 metros de altura, la casa de Vicente sigue estructuralmente completa. Al igual que la vegetación próxima a su hogar, que ya empieza a brotar de nuevo, este vecino de Las Manchas cuenta que en él también florece la esperanza y ve con optimismo el futuro.
Vicente ha comenzado el proceso de retirada de toda esa cantidad ingente de material volcánico que sepulta literalmente su casa. Tardará tiempo, dependerá de la ayuda que obtenga, pero volverá a entrar en su casa; eso sí, con un paisaje totalmente distinto al que dejó aquel 19 de septiembre y con la premisa de ser la casa más cercana al volcán de La Palma. Como ocurre con muchos propietarios del valle, Vicente construyó la casa con sus propias manos durante el paso de los años en este barrio de Las Manchas, en El Paso, donde vivía con su hijo hasta que el comienzo de la erupción les obligó a marcharse. «Ese día yo estaba con él y nos explotó el volcán al lado, nos cayeron hasta piroclastos encima; esa imagen no se me borrará jamás», confiesa.
Vicente tiene claro que su vivienda continuará intacta cuando la desentierren, y que seguirá siendo suya «a pesar de que están inventariando sitios turísticos. Esta es mi propiedad y tendrán que contar conmigo para cualquier cosa», sentencia.
Uno de los múltiples ríos de lava pasó a menos de 50 metros de la casa de Vicente