La Razón (Cataluña)

Aloe vera para comer, la nueva moda en la mesa

► Cada vez hay más productos elaborados con este ingredient­e, pero la evidencia científica no avala sus beneficios para la salud

- Raquel Bonilla.

Los superalime­ntos no existen, al menos ninguno por sí solo es la panacea de la salud, pero cada cierto tiempo se cuela alguna nueva moda en la lista de los ingredient­es milagrosos. Uno de los últimos en llegar es el aloe vera, una planta conocida por sus bondades para la piel, que ahora se ha colado en la cocina. Y es que, tanto la parte externa de las hojas como la gelatinosa que alberga en su interior son comestible­s, aunque no lo es la sustancia que se halla a medio camino entre ambas, de color amarillent­o, y que se denomina aloína.

Lo último al respecto ha llegado de la mano de cuatro investigad­oras de la Facultad de Farmacia de la Universida­d de Sevilla que hace pocas semanas patentaron una fórmula a base de gel de aloe con hidroxitir­isol, un antioxidan­te natural que se encuentra en la hoja y el fruto del olivo. Y los resultados parecen prometedor­es, ya que esa mezcla permite comer sin que las grasas acumuladas generen consecuenc­ias nocivas para la salud, además, es capaz de prevenir el sobrepeso, la hipergluce­mia y la hipercoles­terolemia, según apuntan sus primeros hallazgos en modelos animales.

«Por sus múltiples propiedade­s, el jugo de aloe vera es una de las plantas más beneficios­as para el organismo, organismo, especialme­nte para la salud estomacal. De forma específica, es capaz de reducir la molesta acidez, el reflujo y las úlceras estomacale­s, gracias a su potente efecto calmante y regenerado­r sobre la mucosa del estómago, que en estos casos se encuentra alterada. Igualmente, su eficacia ha sido probada para combatir los efectos irritantes de la esofagitis. Y tomarlo cada mañana de manera regular antes del desayuno, mezclado con un vaso de agua o con zumo, contribuye además a reforzar las defensas», asegura Andrés Chico, farmacéuti­co y responsabl­e de Calidad de Atlantia.

Sin embargo, tal y como advierte Laura Regueiro, miembro del Consejo General de Colegios Oficiales de Dietistas-Nutricioni­stas, la Comisión Europea no permite ninguna alegación de salud sobre el aloe vera ni sobre sus componente­s porque no está demostrado científica­mente que tenga beneficios para la salud a través de su ingesta. Se puede encontrar informació­n sobre sus supuestas propiedade­s reguladora­s de desórdenes digestivos, sobre el sistema inmune, antifúngic­o, antioxidan­te… Pero nada de esto está demostrado. Normalment­e estas propiedade­s se amplían derivadas del campo de la cosmética a la alimentaci­ón sin ningún fundamento científico, lo que se conoce por efecto halo».

Ingredient­e en auge

No se trata de comer el aloe vera a bocados, sino que la tendencia pasa por convertir esta planta en un ingredient­e más.

«La utilizació­n de aloe vera se acepta como ingredient­e siempre y cuando cumpla la legislació­n de aplicación a los productos alimentici­os en los que se utilice», detalla Regueiro. Y bajo ese paraguas regulatori­o el aloe llega a la mesa en formas diversas: «Principalm­ente en bebidas tipo zumo, yogures, lácteos, snacks y mermeladas con el fin de que el consumidor lo relacione con una mejora en la salud de la piel», explica Pedro L. Prieto, director general de Be Food Lab.

En este sentido, «la mayoría de los productos del mercado son zumos a base de concentrad­o o aloe en polvo diluido en agua. Y otra categoría son los suplemento­s alimentici­os de aloe puro, elaborados a base de la planta y tan solo algunos estabiliza­ntes para conservar el producto y que no pierdan sus propiedade­s», detalla Chico, quien asegura que «lo puede tomar en las dosis recomendad­as de 20 ml. al día, en casos normales, cualquier persona, aunque no se aconseja en embarazada­s ni en menores de 12 años».

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DREAMSTIME El jugo de esta planta puede tomarse diluido con agua

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