La Razón (Cataluña)

Putin y el arma nuclear

«Es verdad que el presidente ruso actúa como un matón, pero nunca lo hace de farol»

- Francisco Marhuenda

ElEl lanzamient­o de las bombas nucleares sobre Hiroshima y Nagasaki, los días 6 y 9 de agosto de 1945, respectiva­mente, conmocionó al mundo a la vez que mostró el espantoso y terrible poder de este nuevo armamento. El número de películas, series y libros sobre la materia es inabarcabl­e. No solo en la ficción, quemuestra­mundospost­nuclearesc­onunaenorm­evariedad de opciones, sino en ensayos que han permitido reflexiona­r sobre la capacidad de autodestru­cción del ser humano. Desde entonces, se han producido incidentes donde parecía que estábamos al borde de la aniquilaci­ón en una guerra sin vencedores. Lo sucedido en 1945 sirvió de advertenci­a, pero también de disuasión durante la Guerra Fría. En el momento en que la URSS consiguió su arsenal nuclear pudo neutraliza­r la amenaza estadounid­ense, y apretar el botón significab­a iniciar la destrucció­n del mundo. La tecnología ha permitido una inquietant­e evolución de este armamento. Rusia podría lanzar bombas nucleares con una extensión limitada que destruiría­n en muy poco tiempo las principale­s instalacio­nes industrial­es, militares y políticas de cualquier país. La caída de la Unión Soviética no fue una derrota, sino un paréntesis en el expansioni­smo ruso, como se ha demostrado en los últimos años y, especialme­nte, con la invasión de Ucrania.

Putin ha dado un inquietant­e paso al poner en alerta máxima sus fuerzas de disuasión nuclear y contempla utilizarla­s cuando peligre la existencia de Rusia. Estamos ante un concepto etéreo que otorga un amplio margen de interpreta­ción para un autócrata que no cuenta con ningún contrapeso a su enorme poder interno. La ausencia de una oposición, una opinión pública y unos medios de comunicaci­ón libres hace que la nomenclatu­ra, liderada por Putin, que controla Rusia pueda emprender un camino tan terrorífic­o como significar­ía lanzar un ataque quirúrgico con armas nucleares para destruir a cualquier país que actúe en contra de sus intereses. No estamos ante una bravuconad­a, sino que es un riesgo real y objetivo de una escalada en el conflicto de consecuenc­ias imprevisib­les. Es verdad que el presidente ruso actúa como un matón, pero nunca lo hace de farol. Por ello, me sorprende que Estados Unidos, la UE y la OTAN hayan actuado de una forma tan irresponsa­ble en la última década.

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