Construir juntos Andalucía
LosLos andaluces podemos celebrar este 28-F con el íntimo convencimiento de que nuestra tierra está sacudiendo el tablero nacional, removiendo el paradigma hasta ahora conocido. A la cabeza en número de autónomos y como segunda Comunidad en volumen de exportaciones, –sólo por detrás de Cataluña–, nuestra región está descollando con un inédito protagonismo. Y lo está haciendo precisamente en un momento difícil e histórico como lo es la recuperación tras lo peor de la pandemia.
Este 2022 es retador y entraña como principal desafío para las empresas andaluzas recuperar el pulso tras dos años de dientes de sierra: las sucesivas oleadas de la pandemia han perjudicado gravemente a la actividad empresarial. Miles de empresarios cuyo desempeño no fue determinado como esencial se han visto maniatados. A su compromiso cívico y ético de respetar las restricciones sanitarias le sigue ahora un nuevo escenario en el que recobrar la capacidad para seguir facturando, generando empleo y contribuyendo a la remontada.
Existen agravantes, por todos conocidos, que no ayudan a esa recuperación del músculo productivo. Nos vemos perjudicados por una incertidumbre global, traducida en un encarecimiento incesante de la energía y de la logística y con la amenaza de una inflación que puede desbocarse. Esa incertidumbre tiene también matices geopolíticos que perturban la confianza de los mercados.
Así las cosas, ¿con qué herramientas contamos para minimizar los estragos de la crisis? Administración y agentes sociales compartimos una visión: hemos de enfocarnos en mecanismos paliativos y aprovechar las herramientas a nuestro alcance. Porque las hay; porque son estratégicas. Esos instrumentos a nuestro favor son el Diálogo Social y, este año de forma particular, los fondos europeos. Expresado en otros términos: negociemos, dialoguemos para optimizar la financiación de la Unión Europea para proyectos que serán empleo y competitividad para Andalucía. Construyamos juntos caminos de convergencia.
Los andaluces necesitamos, para constatar el efecto real de las ayudas comunitarias y beneficiarnos de ellas con nuevos puestos de trabajo y con oportunidades, una estrategia. Una hoja de ruta. Muchos recursos, muchos millones de euros, deben ser bien dirigidos y orientados en poco tiempo. ¿Cuáles serán las convocatorias de esas ayudas? ¿Cómo calendarizarlas y priorizar sectores y actividades? Los tiempos y el seguimiento, -la monitorización-, de esas ayudas son capitales para un proceso no sólo exitoso sino responsable sobre la gestión de los fondos.
Andalucía, como cualquier territorio receptor de las ayudas comunitarias, tiene un compromiso con Europa. Debe ser tan eficaz en su gestión como estas ayudas históricas exigen. Por eso es justo poner en valor la espléndida decisión, alumbrada hace pocas semanas, sobre la creación de una estrategia global permanente de impulso y seguimiento de los fondos para Andalucía; una mesa de trabajo que analizará también el escenario posterior a la concesión de los fondos. Y en esta etapa, las empresas, pymes y autónomos, con su conocimiento cercano de la realidad productiva de la región serán fundamentales.
Esta estrategia nace con la vocación de ser un nuevo instrumento de eficiencia sobre los fondos europeos. De eficiencia y de transparencia. Para que las ayudas comunitarias sean una fuente de estabilidad y de crecimiento para Andalucía y no un foco de tensión o de interrogantes.
Se creación, consensuada por Junta de Andalucía, sindicatos y patronal, evidencia la necesidad del ya mencionado Diálogo Social, fluido y constructivo. Por eso, debo insistir en el déficit que nuestra Comunidad sigue arrastrando sobre la institucionalidad de este diálogo, de ese trabajo. Sigue sin llegar al Parlamento andaluz una Ley de Participación Institucional.
El Diálogo Social forma parte de nuestro modelo de Estado, pero carece de ese marco legislativo al que ya apunta el Estatuto de Autonomía de Andalucía. Por eso, hoy también subrayo esa carencia. Subsanarla debiera ser prioritario.
Desde estas líneas, mi felicitación a los amables lectores andaluces por el día de su, nuestra, Comunidad. Una fecha que ha de servir para reivindicar la singularidad de nuestra tierra en el conjunto de España. El 28-F es la oportunidad de poner en valor nuestra contribución a un bien común, que trasciende nuestra región. Y en ese conjunto de España, Andalucía brilla: única, innovadora, en cambio constante y avanzando hacia un sistema normativo más ágil que ya está favoreciendo la inversión y, por tanto, un mañana más próspero.