Estoicismo, o cómo la felicidad nos hará más libres y mejores
Se publica por primera vez en España el mejor estudio que se ha hecho sobre esta escuela de pensamiento obra de Max Pohlenz
La filosofía más popular durante el mundo antiguo, más allá de Platón y Aristóteles, y la que ha resurgido con mayor fuerza en estos tiempos postpandémicos es el estoicismo, un movimiento espiritual que se adueñó de la historia de las mentalidades durante el Imperio Romano. La filosofía helenística, desde la muerte de Alejandro al pleno Imperio, va mucho más allá de la teoría y se introduce en la cuestión práctica de cómo vivir bien en este mundo global y cosmopolita. Por eso está hoy tan de actualidad después de un cierto desprestigio frente a los grandes sistemas.
Abundan hoy los libros sobre estoicismo, epicureísmo o cinismo que se leen en busca de respuestas a nuestro tiempo. Pero muchas de esas publicaciones recientes simplifican demasiado o caen en el error de presentar casi como manuales de autoayuda tan profundas filosofías como la estoica, que tendía a un ideal de perfección moral y situaba al ser humano en un cosmos con sentido en su búsqueda de la serenidad feliz a través de la práctica de la virtud. Por eso procede, primero, volver a las fuentes, no solo a Epicteto o Marco Aurelio, sino tam«La tam«La Stoa» bién a los expertos incontestables que trabajaron sobre ellos. Y de ahí que sea una excelente noticia que al fin se haya traducido el gran libro de Max Pohlenz, uno de los mayores sabios del siglo XX en estoicismo. «La Estoa», publicado en alemán en 1943, se pone por fin a disposición del público hispanohablante merced a los esfuerzos de dos profesores de filosofía de la UNED, Salvador Más e Iker Martínez, que han destacado por su labor de difusión de la filosofía de esta época.
Un libro iluminador
Junto con el del británico J. M. Rist (1969), este libro, ahora prologado por otro sabio, Emilio Lledó, es la obra de referencia aún hoy para conocer la estoa. Pese al tiempo transcurrido y a los matices con los que hay que leer algunas expresiones, Pohlenz ilumina el estoicismo como una gran corriente espiritual que atraviesa el mundo antiguo: desde el fundacional Zenón a la recepción tardoantigua, con su influencia en el judeohelenismo, neoplatonismo y cristianismo, en un largo recorrido que llegará hasta el Renacimiento y al Neoestoicismo de Lipsio o de nuestro Quevedo. Un imprescindible, en suma.
Nada que reseñar. Es muy rico. Incluso se ofrece online el segundo volumen con las notas
¿Y si el asesinato en serie fuera un proceso industrial real? ¿Y si, para ello, algunos hubieran diseñado sofisticados espacios anclados en la era del desarrollo y el taylorismo? Esta es la apuesta que hace la autora a través de un original análisis del caso de H. H. Holmes, el primer asesino en serie estadoestafas unidense y, a su manera macabra, representante del sueño americano como el conocido Henry Ford en tanto que utilizó las innovaciones de la Revolución Industrial para construir un santuario del crimen.
En 1896, Holmes se declaró culpable de decenas de ellos (los historiadores piensan que fueron cientos, en realidad). Para llevarlos a cabo construyó, en la ciudad de Chicago, un hotel equipado con las últimas innovaciones tecnológicas compuesto de tienda, hotel, oficina... y un sótano acondicionado para disecciones. Un embaucador especializado en «La manufactura de la muerte» de seguros de vida y venta de esqueletos a facultades de medicina que rápidamente se puso a hacer el trabajo él mismo: matar para obtener el dinero del seguro y cortar los cuerpos para vender los huesos.
Fue atrapado gracias al tesón de un detective designado por una aseguradora y murió ahorcado después de haber escrito (y vendido muy cara) una confesión transcrita al final del libro, que es un documento delirante. Un magnífico ensayo que nos habla, entre otras cosas, de un hombre que interpretó, dentro una manera bastante particular, el encuentro que se produjo entre la producción en masa y el capitalismo.
No saber más del «castillo del horror» con sus pasadizos y habitaciones para matar