Israel ejerce un papel mediador con el aval de EE UU y la UE
► Bennet, primer líder occidental en reunirse con Putin, defiende el diálogo aunque las opciones «sean pocas»
Naftali Bennett hizo valer el principio del Picúaj nefesh, el precepto de la tradición judía que sobrepone la preservación de la vida humana sobre cualquier otra regla religiosa. En pleno Sabbat –sábado de descanso–, el primer ministro israelí, que es tradicionalista religioso, realizó un viaje relámpago a Moscú para reunirse personalmente con el presidente ruso Vladimir Putin. El objetivo: discutir los parámetros de un posible alto al fuego para detener la sangría en Ucrania. El «premier» israelí se convirtió así en el primer líder «occidental» en reunirse personalmente con el hombre fuerte del Kremlin, desde que éste ordenara la guerra contra Kiev el pasado 24 de febrero. Desde el estallido del conflicto, Bennett estuvo en contacto telefónico permanente con Putin y con el presidente ucraniano Volodimir Zelensky –dos veces con cada uno-, y evitó utilizar una retórica dura contra Rusia para preservar un posible rol preferencial de Israel en la mediación de la tregua.
Inicialmente, la censura militar israelí vetó a la prensa publicar la información, pero la orden fue anulada cuando el portavoz del Kremlin oficializó el encuentro en un comunicado de prensa. No se desvelaron demasiados detalles de la reunión, que al parecer se alargó casi tres horas. Antes de despegar, el líder israelí comunicó sus planes a Jake Sullivan, el consejero de Seguridad Nacional de EE UU, que no expresó ninguna objeción al respecto. También notificó su viaje a Francia y Alemania. De hecho, al terminar su cara a cara con Putin, Bennett partió a Berlín para reunirse con el canciller canciller Olaf Scholz para actualizarle sobre los detalles del encuentro en Moscú. Luego, llamó a Zelenski antes de regresar a Jerusalén. «Viajé para contribuir en el diálogo entre los bandos, y por supuesto contaba con el beneplácito de todos los actores», comentó Bennett durante el Gabinete de ministros del domingo. Además, ayer volvió a llamar a Putin para continuar su actividad mediadora. Según el líder israelí, su rol de diálogo se intensificó a petición del propio líder ucraniano Zelenski. Su viaje a Moscú se habría gestado ya en miércoles, tras una de sus llamadas al Kremlin.
El Estado judío mantiene buenos vínculos con Ucrania y Rusia, países que además albergan una notoria presencia de judíos. Según el corresponsal diplomático israelí Barak Ravid, Bennett imploró a Putin que facilite establecer un corredor humanitario para la evacuación de los más de 40.000 judíos de Ucrania, así como las consecuencias que puede afrontar la comunidad judía de Rusia tras la implosión bélica. En una visita de Bennett a Sochi (Rusia) el pasado octubre, sugirió a Putin la celebración de una cumbre Moscú-Kiev en Jerusalén, pero el ex jefe del KGB desestimó la oferta, y cargó con dureza contra el presidente ucraniano, que es de origen judío.
Este lunes, el ministro de exteriores israelí, Yair Lapid, se reunirá con Blinken en Riga (Letonia), para preservar la coordinación con la Casa Blanca durante la crisis. Israel debe ejercer un complejo balance con su aliado primordial estadounidense, que le exigió inicialmente posicionarse sin tapujos contra la invasión militar ordenada por Putin. El presidente de Israel, Isaac Herzog, consideró que su país está adoptando «pasos que son bienvenidos» para prevenir un mayor derramamiento de sangre en Ucrania. Además, agradeció a los diplomáticos que están operando sobre el terreno, que «son la cara amable de nuestra nación». Herzog remarcó otro precepto judío: «quien logra salvar una vida, supone como haber salvado al mundo entero».