El precio de los cereales hace temblar los alimentos
► La cotización del trigo en Chicago ha subido el 50% desde que estalló el conflicto. El sector ganadero y alimenticio temen las consecuencias
Los precios de los cereales, como los de la energía, se han disparado en el mercado internacional, y por supuesto en el español, desde que Rusia invadió Ucrania. Sin embargo, ese incremento de las cotizaciones no es ahora mismo el principal problema, ya que lo más importante es lograr el abastecimiento de estas mercancías, aunque sea aprecio smuyaltos.L oque está en juego, por lo tanto, es la seguridad alimentaria en cantidad de productos agroalimentarios tan básicos como el trigo, en su doble vertiente de alimentación humana y animal, y el maíz, que es clave para nutrir al ganado y por esta vía garantizar la producción de carnes de diverso tipo, leche, productos lácteos y huevos, entre otros.
A la vista de lo que está sucediendo, hay que preguntarse si la nueva Política Agraria Común (PAC) que entrará en vigor el 1 de enero de 2023, que prima los aspectos medioambientales y de lucha contra el cambio climático frente a los actividad productiva de los agricultores, ganaderos y toda la cadena agroalimentaria, es la más adecuada para hacer frente a la situación. Todo parece indicar que esa PAC basada en el reverdecimiento no sirve para hacer frente a los retos de este momento.
Si se comparan los precios de los dos cereales más importantes, el trigo y el maíz, que había el miércoles 23 de febrero, día anterior a la invasión rusa, con los registrados el pasado jueves, se constata un importante incremento de los mismos. En el caso del trigo, en Chicago se ha registrado un aumento del 47%, mientras que en París ha sido del 33%, al pasar de 287 euros por tonelada a 381,75.
Si estas cifras se comparan con las existentes hace un año, la subida ha sido del 97% en la plaza norteamericana (prácticamente se ha duplicado en un año) mientras que el incremento en la capital gala es del 60,9%.
Si se analiza la evolución del mercado del maíz, se constata una subida en Chicago de ese plazo de tiempo del 10% (utilizando como referencia el vencimiento más próximo) y del 36,5% en relación con la cotización de hace un año. En París, la subida del maíz ha sido mucho más significativa: desde el día anterior al comienzo de la guerra y hasta el jueves el incremento ha sido del 41%, que escala hasta el 67% si se compara con los niveles existentes hace un año. Mientras tanto, esta tendencia al alza se ha trasladado también al mercado interior español. En las sesiones de las lonjas más importantes que se han celebrado a lo largo de la semana pasada se han registrado subidas de hasta 43 euros por tonelada en el caso del trigo forrajero y el panificable en Barcelona, lo que ha supuesto incrementos del 13-14% de una sesión a otra (periodicidad semanal). Si se comparan con las cifras de hace un año el aumento ha sido del 44%. En otras lonjas las alzas han sido inferiores pero también muy significativas y han oscilado entre los 10 y los 30 euros por tonelada dependiendo de los productos. En Barcelona, el girasol de importación ha pasado en siete días de 338 a 410 euros por tonelada con una subida del 21,3%.
Siendo significativo el problema causado por la subida de los precios del maíz y el trigo, lo que se traduce en un incremento de los costes de producción para los ganaderos, especialmentelos de intensivo, y también para los consumidores en el caso de la alimentación, lo más importante son los problemas para conseguir abastecerse de estas mercancías al estar cerrado el mercado de Ucrania por la invasión y el ruso por las represalias económicas. A corto plazo, no queda más remedio que los europeos –especialmente los españoles– volvamos la vista a Estados Unidos, Canadá, Brasil y Argentina, en el caso del trigo y el maíz. Pero existen varios problemas: la sequía en estos dos últimos y las dificultades derivadas de la normativa europea sobre transgénicos y sobre la prohibición europea de determinados productos fitosanitarios, que se utilizan en algunos de estos países. Por otro lado, todo indica que la UE va a tener que cambiar la nueva PAC, que aún no ha entrado en vigor, para poner a pleno rendimiento todo el potencial productivo de su sector agrario, especialmente en tres sectores: los de cereales, oleaginosas y proteaginosas, que son los que plantean mayores problemas.
Sin embargo, los resultados no se verán a medio plazo, ya que la producción tardará en aumentar un año en el mejor de los casos y siempre que el tiempo acompañe. Los ministros de Agricultura ya han planteado a la Comisión Europea, en una reunión celebrada el pasado miércoles, la necesidad de cambiar la normativa actual para afrontar la crisis. Puede que se decida la próxima semana.