La Razón (Cataluña)

El banco del fin del mundo

►España envía por primera vez semillas propias al mayor depósito de diversidad genética del planeta

- Jorge Alcalde.

Este Arca de Noé de las semillas se encuentra en Svalbard (Noruega)

El edificio resistiría un terremoto o un ataque con misiles

EnEn las heladas tierras de la localidad Noruega de Svalbard, a temperatur­as medias de 10 grados bajo cero en invierno, se alza un edificio improbable a medio camino entre la quilla de un barco futurista y una estación de seguimient­o espacial. Hormigón gris sobre fondo de hielo azul que compone el arca de Noé para el siglo XXI. O para siglos venideros. Se trata del Banco Mundial de Semillas, una infraestru­ctura científica que atesora la mayor colección de células reproducti­vas vegetales procedente­sde todo el mundo: el museo de las plantas más importante­s del planeta, donde se recogen semillas congeladas a la espera de que algún día pudieran ser necesarias para recuperar especies desapareci­das.

Son más de mil metros cuadrados repartidos en tres almacenes capaces de resistir terremotos o impactos de misiles en los que las semillas durmientes (procedente­s de casi todos los países del mundo) pueden permanecer siglos sin perder su capacidad de volver a germinar. Decimos que «casi» todos los países del mundo porque hasta ahora faltaba una buena representa­ción de la diversidad vegetal española.

Ahora, el Consejo Superior de Investigac­iones Científica­s (CSIC) acaba de anunciar que un equipo del Centro de Recursos Fitogenéti­cos de Instituto Nacional de Investigac­ión y Tecnología Agraria y Alimentari­a ha selecciona­do más de mil variedades vegetales de la colección nacional para que viajen al llamado «almacén del fin del mundo» noruego.

Por primera vez, esta instalació­n internacio­nal incorporar­á ejemplares germinales de especies español as. Resulta especialme­nte so prenden te que hasta ahora nuestros vegetales no tuvieran representa­ción suficiente, ya que la península y las isla españolas son un tesoro para la biodiversi­dad al haber servido durante siglos de puente entre la vegetación americana, europea y africana.

Los científico­s españoles ya han preparado debidament­e 1.118 tipos de semillas diferentes que han sido depositada­s previament­e en tanques congelados en nuestro país. Según ha informado uno de los responsabl­es, el director del Centro de Recursos Fitogenéti­cos del INIA,LuisGuasch, «se han selecciona­do 300 variedades de cereales de invierno, 510 leguminosa­s, 200 hortalizas y 108 maíces».

Las semillas serán depositada­s en Noruega por un periodo de 10 años y luego se podrá renovar el material enviado.

Generar material para un banco de semillas de este tipo no es tarea sencilla. Es importante que las células enviadas sean relativame­nte recientes para que se puedan conservar viables durante el mayor tiempo posible, quizás siglos. Además, hay que mantenerla­s en condicione­s óptimas de conservaci­ón y, lo que es más importante, asegurarse de que son ejemplares puros, sin cruces ni mezclas entre variedades. variedades. La conservaci­ón de la identidad genética de cada ejemplar es crucial.

El banco de semillas de Svalbard es un magno proyecto internacio­nal que nace de la necesidad y de la incertidum­bre. La necesidad de conocer, catalogar y mantener la increíble riqueza vegetal del planeta y la incertidum­bre sobre el futuro que muchas de las variedades cultivadas y consumidas en el mundo puedan tener en un mundo cambiante,homogen ei za dor, globalizad­o y amenazado por crisis medioambie­ntales.

En realidad, aunque generalmen­tese suele pensar que la misión de esta instalació­n es solo mantener un muestrario de semillas para casos de extrema gravedad( una catástrofe ambiental global, por ejemplo) su utilizació­n es más frecuente y cotidiana de lo que parecería.

Muchos países, como España, tienen instalacio­nes locales donde recogen muestras de sus propias especies para investigac­ión, desarrollo de variedades o garantías de seguridad alimentari­a. Pero en más ocasiones de las que creemos estas muestras se deterioran por culpa de un mal manejo, un accidente, un fallo de un sistema de refrigerac­ión, pérdida de financiaci­ón de las institucio­nes que las acogen, etc…

Svalbard sirve de «copia de seguridad» de muchas de esas semillas y garantía de que, aunque las autoridade­s locales pierdan parte de las muestras, siempre habrá una reserva.

Recienteme­nte, Filipinas perdió buena parte de sus tesoros vegetales albergados en su propio banco nacional de semillas cuando el edificio que lo albergaba se vio azotado por un tifón. Los bancos de biodiversi­dad vegetal de Afganistán e Iraq fueron completame­nte destruidos durante la guerra.

El banco al que ahora enviaremos nuestro patrimonio fitogenéti­co pertenece legalmente a la corona de Noruega pero está gestionado por un Consejo Internacio­nal formado por institucio­nes como la FAO para garantizar su uso equitativo entre todos los países participan­tes.

El depósito de semillas en esa instalació­n no supone ninguna transferen­cia de propiedad. La diversidad genética de cada país es propia, no puede cederse y los futurosus os de esas semillas correspond­e solo a los país esquelas ceden.

Los aspectos legales y éticos del manejo de este material son importante­s. En el futuro buena parte de los ejemplares guardados podrían ser claves para crear nuevas formas de alimentar a la población o encontrar nuevas moléculas aplicables a la medicina o a la industria energética. Por eso, mantener un muestrario como este –más que significar un «banco del fin del mundo»– es una garantía para el progreso futuro.

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Este bunker futurista también resiste los climas extremos

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