La Razón (Cataluña)

¿Y para el miércoles, Carlo?

► Lo veo entre negro y gris. La gran esperanza reside en ese mito de Rocky Balboa que simboliza al Madrid desde lo del Anderlecht en 1984

- Eduardo Inda

Tres nombres dan miedo, mucho miedo: Neymar, Messi y Mbappé»

QueQue nadie se equivoque: lo del Madrid frente a la Real es un espejismo. Si bien es cierto que los de Ancelotti recordaron a ese equipo merengue de las grandes remontadas, el de Juanito, Santillana, Butragueño y cía, no lo es menos que el donostiarr­a es un antagonist­a en horas bajas que incluso en las altas estaría a años luz del PSG. Los de Imanol fueron unos pichones ante unos cazadores blancos que, además, tenían perfectame­nte estudiado a un guardameta rival flojo en los balones largos. Y eso que mi paisano Alejandro Remiro es, en estos momentos, el segundo portero más seguro de Europa, con 14 partidos finalizado­s imbatido. Sea como fuere, el Madrid transmite la sensación de no haber llegado en plena forma a este marzo en el que tienes que salirte del mapa para tener opciones de levantar La Orejona. Las temporadas de los grandes se diseñan con un objetivo claro: salir como motos en agosto, bajar el pistón en esa etapa valle que va de mitad de diciembre a finales de enero y pisar el acelerador en el ecuador de febrero a marzo y no parar hasta mayo.

Los de Ancelotti llevan semanas dando síntomas de agotamient­o. Falta gol –lo del sábado fue la excepción que confirma la regla– y la defensa ya no es la muralla infranquea­ble de antaño. Si no fuera por un Courtois que roza la perfección, segurament­e no sería el líder de la Liga y habría sufrido más de la cuenta para pasar a octavos de la Copa de Europa. Se suele sentenciar, con no poca razón, que todos los grandes conjuntos de la historia han contado en sus filas con grandes porteros. Y este Madrid cumple el aserto al 1.000 por cien con el concurso del que ahora es el número 1 del mundo en su puesto. El caso es que San Teobaldo puede tener el mejor día de su vida, cosa difícil teniendo en cuenta que el listón está ya por las nubes, pero sin gol no habrá paraíso. Ciertament­e, los blancos no llevan lo que se dice una racha goleadora en el último mes con la salvedad del choque contra los txuri urdin. El encuentro contra el Granada se ganó por la mínima, el del Villarreal se cerró con un empate a cero, el del Alavés con un contundent­e 3-0, pero con el matiz de que los vitorianos están en posición de descenso y el del Rayo con un engañoso 0-1 porque los de Iraola perdonaron unas cuantas. Entre medias, pasaron por el Parque de los Príncipes, de donde se trajeron un excelentís­imo resultado. «¿Se ha vuelto loco este tío?», se preguntará usted, querido lector. Pues no. Me explico: teniendo en cuenta que el PSG disparó ocho veces a puerta, y todas ellas con evidente peligro, y el Madrid cero, hay que colegir que el 1-0 constituye todo un éxito. Lo normal es que el resultado hubiera sido un 3-0 o un 4-0 y que estuviéram­os ya con pie y medio fuera del máximo torneo continenta­l. La ventaja añadida es que el gol fuera de casa ya no vale doble haciendo inútil esa frase que hasta junio del año pasado era un lugar común entre los grandes entrenador­es europeos: «Hay que marcar en el campo contrario como sea».

En cualquier caso, el tridente madridista deberá andar más fino que en la Ciudad de la Luz. En esa cita maldita Asensio, Benzema y Vinicius no dieron una a derechas. También habrá que mejorar las transicion­es defensivas y saber suplir la para mí fatal ausencia de Casemiro que, por mucho que no se encuentre en su mejor momento, se me antoja el futbolista blanco más importante táctica y estratégic­amente. Y Benzema habrá de superar ese muro trumpiano pelotero que conforman Kimpembe y el superlativ­o Marquinhos, parecido reto al que Vinicius afrontará ante el supersónic­o Achraf. Lo veo entre negro y gris. La gran esperanza reside en ese mito de Rocky Balboa que simboliza al Madrid desde el inesperado 6-1 al Anderlecht de 1984. Con una gran diferencia: los blancos se volvieron de Bruselas con un 3-0 en contra y de París regresaron con un mucho más salvable 1-0. Esperemos que el aura y el estadio paralicen a tres nombres que dan miedo, mucho miedo: Neymar, Messi y Mbappé.

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EUROPA PRESS Messi, Neymar y Mbappé amenazan al Madrid
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