El talento femenino ve la luz
Poco a poco el nombre de las mujeres artistas y trabajadoras adquiere la dignificación que se le había negado
«La discriminación es un problema de dos cuerpos que ya viene envenenado», afirma Mary Ann Mason En España solo hay 14 desactivadoras de explosivos, de un total de 320 expertos que trabajan en la materia
DuranteDurante la mayor parte de la historia, anónimo en el mundo intelectual y artístico significó mujer. En el mejor de los casos, la artista era recibida como la invitada incómoda. Había críticos que valoraban su trabajo, pero nunca faltaba una alusión a si era más o menos guapa o elegante, según indica la catedrática Concha Lomba en su investigación «Bajo el eclipse. Pintoras en España, 1880-1939». Trabajos como el suyo, en el que recupera una veintena de biografías, están consiguiendo reivindicar el talento femenino y no dejan de asombrarnos. Aparecen mujeres como Aurelia Navarro (1882-1968), obligada por su familia a internarse en un convento después de ser sorprendida con sus cuadros de desnudos. Vivió en una época en la que los sueños femeninos eran majaderías, «teorías de cabezas enfermas», decía la escritora maña Pilar Sinués en su novela El ángel del hogar. De la misma generación es Marisa Roësset, pintora madrileña galardonada en los años 20 por sus lienzos «Autorretrato» y «Reposo» y posteriormente silenciada. No fue fácil recuperar su legado, oculto durante décadas en los almacenes del Prado u otros depósitos, pero hoy forma parte de las artistas que han salido de su largo encierro y se integran en las colecciones del Museo de Arte Moderno de Barcelona, el Museo del Prado, la Escuela de Canto de Madrid y otras instituciones.
Históricamente relegadas
Artistas relegadas a simples musas hoy gozan de prestigio internacional. Es especialmente desgarradora la historia de Margaret Keane, aún viva, humillada durante años por su segundo esposo, que se atribuyó la autoría de su obra. Su estilo, considerado kitsch, es ahora motivo de culto. No vayamos tan lejos. La catalana Lita Cabellut considerada la Rembrandt del siglo XXI en los Países Bajos, lleva tiempo triunfando fuera y sus cuadros se venden por cifras millonarias, pero en nuestro país apenas era conocida. Este año la exposición «La mujer contra el tiempo», que se celebra en A Coruña con motivo del Xacobeo, nos acerca por fin su fuerza creativa. Solo el 3,7% de las obras que se exponen en las galerías y museos tienen firma femenina, pero la invisibilidad podría tener sus días contados.
Las mujeres van saliendo de ese clóset misógino también en otros campos en los que históricamente se las ha relegado. En el mundo científico, la profesora Mary Ann Mason resume con una metáfora la discriminación sistemática: «Un problema de dos cuerpos ya viene envenenado: o no tiene solución o, si la tiene, es a costa de uno de los dos». El 96,99% de los premios científicos más prestigiosos caen en manos de hombres, a pesar de que parte de las investigaciones más avanzadas están bajo el liderazgo femenino. Una de las últimas científicas en burlar el llamado efecto Matilda –prejuicio en contra del logro femenino– es la ingeniera Elena García Armada, creadora del primer exoesqueleto biónico del mundo. Después de ocho años de lucha, la Agencia Europea del Medicamento ha concedido el marcado CE a su Atlas 2030, un dispositivo con tecnología 100% española que ayudará a andar a unos 17 millones de niños que sufren parálisis cerebral y atrofia muscular espinal. Conseguir una plaza en los cuerpos más exclusivos del mundo siendo mujer duplica el mérito. Hablamos, por ejemplo, de la carrera aeroespacial. Laura González Llamazares, ingeniera aeroespacial, ha presentado su candidatura en la Agencia Espacial Europea para ser la primera española en el espacio. Igual ocurre en la exigente unidad de artificieros de élite Tedax de la Policía Nacional. La única mujer que ha obtenido una plaza en la última convocatoria es la inspectora Ana S.E., de 42 años. En España solo hay 14 desactivadoras de explosivos de un total de 320 expertos. La primera accedió al puesto en 1990. Tampoco es fácil ganarse la confianza, la consideración y el reconocimiento en una plaza en el complicado mundo del toreo. Ha habido muy pocas en la historia de la tauromaquia que han conseguido dedicarse a este oficio.
La última, la novillera salmantina Raquel Martín, que debutó hace unos días en la plaza extremeña de Olivenza apoderada por Cristina Sánc hez. Su presencia significa que hay cantera y además con nombre de mujer. Este ha sido también el año elegido por la piloto murciana Ana Carrasco para saltar al Mundial Moto GP, máxima competición de motociclismo. Es la única mujer en la parrilla, pero evita hacer bandera del feminismo. Simplemente, se siente una piloto más. Hay muchos nombres visibles en sectores donde la igualdad se resiste, como por ejemplo Inma Sarasa, ganadera oscense y propietaria de una explotación de cerdas híbridas, una de las voces del mundo rural en estos últimos meses tan complejos para el campo.