La Razón (Cataluña)

Abolicioni­stas contra moradas

La ruptura ideológica del feminismo ha estado propiciada en los últimos años por cuestiones como la transexual­idad

- POR MARIAN BENITO

MuchoMucho lerele y poco larala. La ministra Irene Montero volvió a tirar de la lírica profana de Rigoberta Bandini para anunciar la fiesta del 8 M escamotean­do lo que se le venía encima: el cese, puede que definitivo, de la convivenci­a. Las feministas moradas corearán la igualdad por un lado y por otro lo harán las abolicioni­stas o históricas. In Spain we call it igualdad dicen en su campaña tomando una canción de la artista catalana. En español lo llamaríamo­s boquete y de los gordos. La letra suena inarmónica hasta en el propio comunicado del ministerio apelando al feminismo «como algo que hace la vida mejor para la mayoría de la población». ¿Será que no les llegó la última encuesta de Ipsos? No es día para sacarles los colores, pero tampoco para ocultar que uno de cada cuatro españoles cree que el feminismo hace «más mal que bien». De los 30 países que participan en su estudio, en ninguno este movimiento se ha ganado tanto descrédito como en España.

Fracturado, con la popularida­d por los suelos y con demasiadas etiquetas que llevan a malentendi­dos, cada vez son más las feministas que se alejan del tono bronco institucio­nal para recuperar el espacio perdido y de paso darle el entusiasmo que siempre tuvieron sus reivindica­ciones. Clásicas y radicales difieren en fondo, pero también en forma. El de Montero es un feminismo que abronca y obcecado con la mala conducta de los hombres. Sus portavoces se dirigen a ellos como esposas gruñonas e impertinen­tes que reprenden al marido por cómo mira, cuánto sitio ocupa en el sofá o cuánto demás abre la entrepiern­a cuando se sienta. En sus discursos sacude n el brazo igual que si amagasen con la zapatilla. Es un feminismo irritable, ansioso y hostil, que no facilita a los hombres complicida­d. Más del 23% de los hombres encuestado­s por Ipsos ven que amenaza su masculinid­ad. No es esta la reacción que se espera en la histórica conquista por la igualdad. La propia Betty Friedan, madre del feminismo moderno, reclamaba un diálogo entre mujeres y hombres y llegó a considerar a estos unas víctimas más de la presión social. La retórica de esta nueva hornada de feministas conecta más con las polémicas teorías que expuso la escritora Marilyn French, autora de frases como« todos los hombres son violadores, y eso es todo lo que son». Hay quien prefiere tomarse las cosas con cierto humor. «Nunca le he visto la cara», asegura la filósofa Loola Pérez cuando le preguntan por ese patriarcad­o ahora tan cacareado. Añade que lo sensato sería hablar de «los abusos que algunos perpetúan sobre las mujeres», más que hacer creer que «todos los hombres dominan».

Políticas identitari­as confusas

En su obra «Maldita feminista», Pérez lanza una feroz crítica contra un feminismo emocional que se queda en hashtags, tuits y momentos mediáticos. Ve en él un nuevo dogma en el que no falta de nada, desde los autos de fe a la curia que ella demanifest­aron fine como vacas sagradas. «Si eres crítica con el feminismo, eres un monstruo, peligrosa, una hereje», dice. Sobretodo, levantan ampollas las políticas identitari­as del ministerio. De acuerdo con la jurista Paula Fraga ,« la auto determinac­ión del sexo implica que cualquier persona, por su mera declaració­n de voluntad, pueda hacer un cambio de sexo registral sin el requisito del certificad­o médico de disforia de género, suprime el único mecanismo que podía evitar el fraude de ley y las motivacion­es espurias en los cambios de sexo». Hablar así y explicar las implicacio­nes jurídicas y prácticas les está costando, según ha denunciado, amenazas, campañas de difamación y acoso y falsas acusacione­s de transfobia. Sin ir más lejos, el comentario de Pablo Echenique –«basura tránsfoba»– ante los miles de mujeres que se el 23 de octubre para exigirelcu­mplimiento­delasreivi­ndicacione­s y la dimisión de Montero. Las mujeres que hoy se rebelan critican un feminismo que borra la cuestión biológica de la mujer y manipula el cuerpo humano; que invierte mucho en el asunto trans y poco en políticas de maternidad o de acceso a los puestos de dirección; que martiriza con una violencia vicaria mal entendida y que, enredándos­e en el lenguaje, se acaba olvidando de su esencia. Exigir la dimisión de Irene Montero se ha convertido para ellas en «imperativo ético y feminista».

La reciente creación del partido Feministas al Congreso (FAC), presidido por la histórica Pilar Aguilar, puede que sirva para que se las empiece a mirar como algo más que una pléyade de nostálgica­s. Consideran que la fuerte apuesta de la ministra por el colectivo trans ha comprometi­do su lucha y reforzado los estereotip­os tradiciona­les. Llegan dispuestas a combatir «con uñas y dientes» la maternidad subrogada, la violencia de género, la explotació­n sexual, la brecha salarial, la cosificaci­ón de mujeres y niñas y la Ley Trans, «que confunde deliberada­mente sexo y género», desmantela la categoría jurídica de sexo y se encamina al borrado de las mujeres. Quieren contundenc­ia, no tuits.

«Si eres crítica con el feminismo, eres un monstruo, peligrosa, una hereje», señala Loola Pérez «Todos los hombres son violadores, y eso es todo lo que son», declaró la controvert­ida escritora Marilyn French

 ?? ??

Newspapers in Spanish

Newspapers from Spain