La preocupación de Sánchez
LosLos politólogos se empeñan en elaborar argumentos para entender los procesos de cambio en la tendencia electoral. En la explicación, suelen aludir a los aciertos y errores de gobierno y oposición, sin embargo, para el cambio, hay que comprender un intangible: el elemento emocional.
Las emociones se sitúan en una gama desde la ausencia de empatía hasta la aversión a un dirigente. La caída de un presidente de gobierno exige dos condiciones, que exista un ánimo popular de cambio y que exista una alternativa creíble desde la oposición. Sánchez se empleó a fondo en su discurso ante el comité federal vaticinando malos tiempos en lo social y en lo económico. Es normal la preocupación del líder socialista que la crisis del PP le vino como un regalo. La guerra de Ucrania traerá muertes, desesperanza y un erial económico. Con Podemos abierto en canal.
Las consecuencias se verán en los próximos meses. En Europa solo brilla Macron. Scholz ve desdibujado el clásico liderazgo alemán. La derecha política intenta salvar los muebles que han quedado del incendio que ha arrasado con Casado. Tienen en Ayuso un problema, pero los barones han buscado una solución a corto plazo, sin embargo, es posible que hayan tocado la tecla adecuada para la alternativa.
Con este panorama, Feijóo tiene más papeletas de las que parece para afrontar la recuperación de la crisis a la que nos vamos de cabeza. No es tan bueno como se cree, pero puede tener futuro. En Moncloa están preocupados, el gallego tiene la imagen y la experiencia suficientes como para protagonizar el cambio.
Realmente, la política española es más volátil de lo que haya sido nunca. En estas circunstancias, dice el refrán que en un país de ciegos el tuerto es el rey.
Feijóo tiene papeletas para afrontar la recuperación