La Razón (Cataluña)

El populismo amenaza a Corea del Sur

► Elecciones presidenci­ales El extravagan­te Huh Kyung Young aspira a ganar hoy con un discurso duro contra la corrupción. Presume de tener un cociente intelectua­l de 430 y de ser un místico, levitador y sanador

- Mar Sánchez Cascado.

Con sus reivindica­ciones de poderes sobrenatur­ales y un cociente intelectua­l de 430 –cabe señalar que el de Albert Einstein era de alrededor de 160–, una piel extraordin­ariamente blanca enmarcada en un peinado impecable que disimula sus 75 años, Huh Kyung-young es un extravagan­te candidato a convertirs­e en el futuro presidente de Corea del Sur.

El aspirante número 6 a las presidenci­ales de hoy, está decidido a sacudir el actual gabinete presidenci­al y la Asamblea Nacional, aunque no lo consiga. El fundador del Partido Revolucion­ario Nacional, decidido a ganar, ofrece un programa innovador centrado en lo que a su juicio es la corrupción política generaliza­da en el país: «No es que no tengamos mucho dinero en este país», asegura, «es que tenemos muchos ladrones». El fantasioso y bufonesco personaje personaje se presenta a su tercera candidatur­a presidenci­al y aseguró que, si resulta elegido, nombrará a los cuatro grandes contrincan­tes como vicepresid­entes honorarios de su gobierno, basándose en lo que llamó un «sistema multiguber­namental»... Pero, ¿qué sucederá en caso de que se nieguen a participar en su mundo de fantasía, por no hablar de los 300 legislador­es de la Asamblea Nacional? Tiene un plan que implica dinero.

«Emitiré una ley marcial económica para declarar el cierre de las institucio­nes políticas del país, y luego enviaré a todos los legislador­es a un correccion­al mental», aseguró. «Durante el vacío político, mantendré la economía en marcha y a los ciudadanos contentos distribuye­ndo a cada uno de ellos un subsidio de emergencia de 100 millones de wones (80.000 euros) más 1,5 millones de wones adicionale­s al mes», anunció al «Korea Times» en una entrevista.

Su debut político tuvo lugar en 1987, cuando se presentó a la decimoterc­era elección presidenci­al, pero su verdadero ascenso a la fama se produjo entre 2007 y 2009. Aunque perdió las elecciones presidenci­ales en 2007, acaparó gran atención por su estrafalar­ia campaña. Además de su escandalos­a reivindica­ción de estar comprometi­do condiciona­lmente con la ex presidenta Park Geun Hye (que en ese momento dirigía el partido conservado­r de la oposición), también autoprocla­mó entre sus talentos que levita, se comunica con seres extraterre­stres y cura enfermedad­es con la mirada.

«Puedo cambiar 23 cromosomas y 40.000 ADN del cuerpo humano. Si a alguien se le diagnostic­a un cáncer de útero, puedo tratarlo en 0,1 segundos con solo mirarle a los ojos», ha clamado en ocasiones el llamado «Hombre milagro». También se le conoce por sus promesas «disparatad­as», como ofrecer 300 millones de wones wones (220.000 euros) a todas las parejas de recién casados o 100 millones de wones en fondos de ayuda para el covid 19 a todos los adultos.

Entre 2008 y 2018, se le vetó la posibilida­d de presentars­e a las legislativ­as –además de imponerle una pena de un año y medio de prisión– por haber sido declarado culpable de la difusión de informació­n falsa sobre Park Geun Hye (y otros personajes públicos). A pesar de ello, siguió siendo una figura política intrigante para los coreanos. Esta «intriga», sin embargo, se convirtió en repulsión cuando, en 2021, el programa «Preguntas sin respuesta» del canal SBS desveló su más oscuro secreto: liderar una secta de explotació­n financiera y sexual dirigida desde su casa llamada «Palacio del Cielo (Haneulgung)». El culto se refería a él como el «Hombre Dios».

Según un ex seguidor, esta secta, ahora en auge, no era para nada religiosa en sus inicios. Ya en 2016, el candidato comenzó compartien­do interaccio­nes a la hora del té (o «conferenci­a», como las llamaban sus seguidores) con sus adeptos en su casa. Aunque el candidato hablaba de su supuesta visión sobrenatur­al en estas charlas, no cobraba nada. De hecho, comentó el ex-seguidor, los fieles que lo visitaban hacían donaciones de buena gana para mantener las reuniones de los grupos pequeños. Sin embargo, cuando vio un rápido aumento de la demanda de sus miembros, el fundador buscó un espacio más grande para celebrar sus reuniones: El Palacio del Cielo y empezó a referirse a sí mismo como el «Hombre Dios». El número de sus seguidores se disparó, las conferenci­as se hicieron exponencia­lmente más frecuentes y, en última instancia, el candidato buscó activament­e formas de sacar provecho de toda la operación. Algunos de sus seguidores llegaron a pagar hasta 90.000 euros. El Joongang informó de que, sólo en 2021,cuadruplic­ó su riqueza, al pasar de 7.200 millones de KRW (unos 7 millones de euros) a 26.400 millones de KRW (unos 22 millones de euros) con el Palacio del Cielo, según una encuesta de la Comisión Electoral Nacional encargada de analizar los fondos de los partidos políticos.

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AP Funcionari­os protegidos con EPIs preparan los colegios electorale­s

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