La Razón (Cataluña)

Víctor Fernández. «Shakespear­e tenía otras prioridade­s antes que hablar de la menopausia» Un premio como el Ramon Llull, con Gimferrer o Riera como jurados, hacen que te lean

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- Empar Moliner

EmparEmpar Moliner regresa a la novela y lo hace alzándose con el último Premi Ramon Llull que fue entregado ayer. La escritora se alzó con este galardón gracias a la novela «Benvolguda», que acaba de publicar Columna en catalán y Planeta en castellano.

¿Qué representa para usted ganar un premio como el Ramon Llull?

Es un premio que tiene en su jurado a nombres como Pere Gimferrer o Carme Riera, algo que hace que mucha gente se leerá este libro. Los escritores queremos que nos lean o que nos comprendan. Le pondré un ejemplo: «Moby Dick» es un libro que trata de una ballena blanca, pero a mi lo que me fascina es cómo explica el odio. Lo que le pides a un lector que entienda tu cómo.

Su novela habla de la menopausia.

Es una novela que trata de una mujer menopauási­ca. Explica su declive sexual y físico, ese territorio que es tierra de nadie. Philip Roth ha explicado el declive sexual masculino, así que ¿por qué no puedo hacerlo con el femenino? No he podido evitarlo. Explico lo que me rodea. Es una parte de la vida, guste o no guste.

¿Creequeest­átratandou­ntema tabú literariam­ente hablando?

Pienso que Shakespear­e tenía otras prioridade­s, igual Víctor Català o Pardo Bazán. Quiero explicar esto, esta calma, esta renuncia. Espero que sea literario y que hombres y mujeres lo lean. Hablo de lo mío y confío que sea literario. Creo que lo he conseguido. Para ser interesant­e debes ser muy bueno. Creo que lo he hecho. Creo que el libro está bien hecho. Lo que le pides a un lector con un libro es que se meta dentro, que se pregunte ¿que és lo que yo haría? ¿Cómo es que la protagonis­ta hace eso? Las lectoras ahora lo que te piden una historia aspiracion­al. Antes era que tu protagonis­ta tuviera ropa de marca. Ahora lo que quieren es que sea un personaje salga. Hago historias que no están hechas para que la protagonis­ta sea una mujer sino seres humanos. Una lectora vino una vez para decirme que no me iba a volver a leer porque en uno de mis textos maltrataba a un perro. No soy yo quien hace eso. Yo solo me limito a poner el foco. Espero que las lectoras y los lectores entiendan que si hubiera escrito «Madame Bovary» no habría dicho que el suicidio mola sino que me pongo al lado de la protagonis­ta.

¿Qué tiene la protagonis­ta de «Benvolguda» de Empar Moliner?

Tiene cosas mías como todos mis personajes. Pero todo es mentira. No puedo inventarme nada. Me lo copio todo. Lo que me excita de la literatura es copiarme. No podría inventarme.

Su protagonis­ta tiene una gran cómplice en su hija.

Ella se vuelve loca por la idea de la hija. Ese es un amor que no se acaba nunca, algo que sí pasa con los otros. Todos a cierta edad tenemos el síndrome de Stendhal, algo que es inimaginab­le con veinte o treinta y cinco años. Por ejemplo, ahora, cuando voy a comer y es una comida muy buena, ya me digo esto se acabará. De ahí la cita de «Clarissa» de Stefan Zweig con la que se inicia la novela: «En torno a Clarissa había personas implicadas en los graves acontecimi­entos de la época. Sin embargo, ella tenía a su hijo, de modo que lo que más le importaba eran los pequeños acontecimi­entos».

Al igual que se pregunta su protagonis­ta, ¿qué es más importante: ser querida o ser deseada?

Es más importante ser deseada. Soy como el poema de Josep Palau i Fabre: «Jo em donaria a qui em volgués com si ni jo me n’adonés». Nosotras somos más frías cuando pensamos en alguien como Brad Pitt que ellos cuando lo hacen con Scarlett Johansson. Lo flipante es el porno enamorado: estar enamorada de un cuerpo y de un cerebro a la vez. Y es que no te enamoras de un tonto. Eso es algo que dura poquísimo.

La protagonis­ta realiza un test sobre el alcohol que encuentra en su CAP. Una de las preguntas quesehacee­ssielalcoh­olpuede ayudar a cambiar decisiones. ¿Usted lo cree?

Sí, claro que puede servir para cambiar decisiones. Pero lo mismo que digo del alcohol también puedo decirlo de una comida o del deporte, de cualquier cosa que te cambie la conciencia. Leí hace poco que si estás optimista el color te cambia el cerebro. Eso me pasó hace poco corriendo con unas amigas, viendo que todo era de un color más intenso. Mis compañeras me decían lo mismo. Eso no sirve de nada si no corres.

¿Cuándo volverá la Empar Moliner autora de cuentos?

Siempre hago cuentos, pero ahora tengo ganas de no ficción. Tengo una idea muy buena y también ganas de hacer teatro, un musical sobre la historia del vino, desde Georgia hasta los primeros sommeliers. Pero, volviendo a lo que me preguntaba, hoy comencé un cuento. En Cataluña la gente está muy acostumbra­da a leer cuentos, historias cortas mientras que en Francia es algo que te comes con patatas porque solo quieren novelas. Pero lo que más me gustaría ahora es hacer una historia del vino, la primera neandethal que guardó uva y se encontró ese brebaje, se acopla con el tío de la tribu vecina.

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M. GONZÁLEZ/SHOOTING

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