La Razón (Cataluña)

Marguerite Duras, mucho más que «La amante»

► Una exposición recupera el compromiso político y social de una de las grandes autoras francesas del siglo XX

- Víctor Fernández.

DespuésDes­pués de toda una vida dedicada a la literatura y al cine, además de a ser una voz que nunca ocultó su compromiso, no fue hasta 1984 que le llegó el éxito. Fue en ese año cuando publicó uno de los libros más leídos en todo el mundo: la novela autobiográ­fica «El amante». Pero Duras es mucho más de ese libro que la persiguió.

Eso es lo que trata de plasmar una exposición que abre sus puertas desde hoy y hasta el 2 de octubre en La Virreina. Centre de la Imatge. Bajo el comisariad­o de Valentín Roma, no se trata de una muestra con numerosos manuscrito­s o materiales personales de la autora de «El dolor». Ese tipo de materiales no forman parte del recorrido en las salas. Son las ideas, el compromiso político y social el que se adueña de una propuesta que invita a leer a la escritora francesa más allás de los mitos y de algunos de los tópicos que la han perseguido.

Valentín Roma definió a Duras, durante la presentaci­ón de la muestra, como «un icono popular y una autora de culto». Efectivame­nte su producción literaria, tanto novelístic­a como teatral, aparece en La Virreina, pero tampoco se deja de lado su labor en la gran pantalla, pero también en la pequeña pantalla, como es el caso de un mítico encuentro televisado entre Duras y Jean-Luc Godard.

La exposición, la primera importante de carácter monográfic­o que se dedica a Duras en nuestro país, se abre con la denuncia que la autora realizó del «vampirismo colonial» en la Indochina francesa, algo que puso en su libro «Un dique contra el Pacífico». A partir de aquí tenemos a una mujer fuertement­e comprometi­da desde joven desde un punto de vista político y social, pese a que ello podía costarle la vida. Porque hablamos de su papel durante la Segunda Guerra Mundial en suelo francés. Buen ejemplo de ello es su participac­ión en la fundación del llamado Grupo de la rue Saint-Benoît, junto con Robert Antelme y Dionys Mascolo, y que contró con la participac­ión, entre otros, de Edgar Morin, Jean Genet, Jorge Semprún o François Mitterrand.

En ese itinerario ideológico, Marguerite Duras es espejo de las contradicc­iones de su tiempo en el que, tras las heridas sin cincatriza­r de la Segunda Guerra Mundial, llegó el comunismo orotodoxo, el Mayo del 68 y las luchas feministas. Duras fue expulsada del Partido Comunista acusada de ser «ninfómana, arrogante y de moral suelta».

Sin embargo, la muestra nos ayuda a saber que plantó cara a esas críticas para implicarse en todo tipo de movimiento­s, como es el caso del Comité de Intelectua­les contra la Guerra de Argelia, en 1957, además de redactar documentos como la «Declaració­n sobre el derecho a la insumisión» en 1960.

El Mayo del 68 la conviritió en una de las caras más visibles en apoyo a los estudiante­s que pensaban en hacer posible lo imposible. Es la misma Duras que forma parte del «Manifiesto de las 343», de 1971, en el que 343 mujeres, como Jeanne Moureau, Agnès Varda o François Sagan, reclamaron el aborto libre y gratuito tras declararse ellas mismas abortistas.

La Virreina no se olvida de la escritora y podemos conocer buena parte de su trayectori­a con la presencia de algunos ejemplares de títulos como «La impudicia», «La vida tranquila» o «El amante», sin olvidar a la dramaturga que escribió «Días enteros en las ramas», «La Música» o «La amante inglesa».

El cine y la televisión tienen un especial peso en la exposición, con fragmentos de algunas de las películas que ella mismo dirigió. Interesant­e es su paso por la pequeña pantalla con propuestas tan sugerentes como «Dim Dam Dom», un «magazine» que tuvo como locutoras ocasionale­s a Jane Birkin o Romy Schneider.

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EFE Una imagen de Marguerite Duras en La Virreina

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