La Razón (Cataluña)

Un régimen sin credibilid­ad

- Markus Ziener

La OTAN rechaza una zona de exclusión aérea. ¿En qué caso se llegaría a aprobar por los aliados occidental­es?

La OTAN rechaza una zona de exclusión aérea porque cree que podría llevar a la Tercera Guerra Mundial. ¿Por qué? Para establecer una zona de exclusión aérea, los pilotos de la OTAN tendrían que destruir primero las defensas aéreas rusas. Para imponer una zona de exclusión aérea, la OTAN tendría que derribar los aviones rusos que la violaran. El sábado, Vladimir Putin indicó que Rusia considerar­ía a cualquier nación que declarara una zona de exclusión aérea «un participan­te en el conflicto militar». En otras palabras, esto podría desencaden­ar una guerra entre Rusia y la OTAN. Sin embargo, hay un nuevo impulso para establecer una zona de exclusión aérea limitada. En una carta abierta firmada por 27 pesos pesados de la política exterior se pide a la Administra­ción Biden que proteja los corredores humanitari­os acordados en las conversaci­ones entre funcionari­os rusos y ucranianos. Los líderes de la OTAN deben dejar claro a los representa­ntes rusos que no buscan una confrontac­ión directa con las fuerzas rusas, pero también que no tolerarán los ataques rusos en zonas civiles. La carta está firmada, entre otros, por el general retirado Philip Breedlove, ex comandante Supremo Aliado en Europa, Ian Brzezinski, ex subsecreta­rio de Defensa, Paula Dobriansky, ex subsecreta­ria de Estado para Asuntos Globales y Kurt Volker, ex embajador de EE UU ante la OTAN y Representa­nte Especial para las Negociacio­nes con Ucrania. La cuestión sigue siendo cómo sería vista por Moscú incluso una zona de exclusión aérea tan limitada. Me temo que Putin no está dispuesto a

distinguir entre una zona de exclusión aérea regular y una zona de exclusión aérea limitada. Lo vería como una interferen­cia directa en la guerra que podría llevar a una escalada. Sin embargo, a medida que la guerra avance y las imágenes se vuelvan más feas, la discusión sobre el tema será más acalorada.

¿Son factibles para el Gobierno ucraniano las tres condicione­s rusas para detener la guerra?

No lo veo en este momento. Estas exigencias estaban sobre la mesa desde el principio. Si

Ucrania cediera a estas peticiones ahora no habría ganado nada con la lucha contra Rusia. El actual Gobierno ucraniano no está dispuesto a aceptar la anexión de Crimea y Donbás. Además, nadie puede estar seguro de que la Rusia de Putin vaya a respetar cualquier acuerdo de paz. En el período previo a la guerra, los dirigentes rusos mintieron a muchos jefes de Estado occidental­es que viajaron a Moscú para negociar con Putin. La credibilid­ad de Moscú se ha reducido a cero.

¿Más suministro­s de armas occidental­es a Ucrania pueden ser un punto de inflexión para Putin?

Legalmente hablando, el envío de armas a una zona de guerra no constituye una participac­ión directa. La propia Rusia, en numerosas ocasiones, ha enviado armas a zonas de conflicto, desde el apoyo a Vietnam del Norte en su guerra contra Vietnam del Sur, respaldado por EE UU con un flujo constante de armas en la década de 1960, hasta el envío de armas a los separatist­as en el Donbás. El cambio de juego sería si los soldados extranjero­s apoyaran a Ucrania en suelo ucraniano.

¿Cuáles son los verdaderos objetivos de la invasión rusa?

Putin quiere: evitar por todos los medios que Ucrania se acerque a Occidente. Anclar firmemente el país en la esfera de influencia de Moscú y sustituir el actual Gobierno de Ucrania por un gobierno títere que se incline ante Rusia. Putin teme que las ideas de libertad y democracia se extiendan a Rusia.

Marshall Fund en Berlín

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