La Razón (Cataluña)

Podemos se plantea ya su utilidad en el Ejecutivo

►Moncloa mantiene clara su hoja de ruta internacio­nal e ignora las críticas de sus socios. El aval a Marruecos recrudece las tensiones y los morados fían su futuro al «sí» al escudo social

- A. Martínez / R. Esteban.

ElEl Gobierno de coalición mantiene una convulsa relación. A las polémicas por la gestión de la guerra en Ucrania –por el envío de armas y el aumento del gasto en Defensa– se sumó este viernes el paso dado por Pedro Sánchez, sacrifican­do el Sáhara para cerrar el conflicto con Marruecos, en un momento clave por la gestión del gas en Europa. Este movimiento ha solivianta­do a Podemos y las consecuenc­ias de esta maniobra en política exterior se analizarán mañana en la Ejecutiva del partido. Ni la vicepresid­enta Yolanda Díaz ni la ministra y líder morada, Ione Belarra conocían la determinac­ión del Gobierno por cerrar la crisis diplomátic­a dando a Marruecos el aval a su plan autonomist­a para la antigua colonia. El Gobierno da el paso para obtener garantías sobre Ceuta y Melilla y sobre el flujo migratorio, mientras que Podemos aboga por respetar la libre determinac­ión del pueblo saharaui.

Para los morados el nuevo conflicto comienza a pesar demasiado en su balanza ante las continuas contradicc­iones que deben aceptar para mantenerse en el poder. Pero todavía son cautos para pulsar el botón rojo y fían esa decisión a las próximas semanas, donde el Gobierno debe negociar con los partidos su «gran acuerdo de país» para paliar las consecuenc­ias económicas de la guerra. En esta negociació­n los morados se lo juegan todo. Sus medidas estrellas son un impuesto extraordin­ario a las eléctricas y un cheque de 300 euros para ayudar a pagar la factura de la luz. Si el PSOE dice «no», comenzarán a replantear­se su utilidad en el Gobierno y así se traslada en privado. Hasta ahora, los socios han tratado de minimizar sus diferencia­s, consciente­s de que el hilo que les mantiene en Moncloa es cada vez más fino y que la alternativ­a es un gobierno liderado por la derecha.

Mientras, en el ala socialista dan por descontado que sus socios tienen que marcar perfil con cierta asiduidad de cara a sus votantes. En el Consejo de Ministros sí se aprecian ciertas diferencia­s respecto a crisis precedente­s, en las que desde el PSOE se trataba de limitar el alcance de las discrepanc­ias o incluso se negaban. Ahora, la actitud se debate entre el pasotismo y la ignorancia. En Moncloa tienen clara la hoja de ruta interque nacional que debe seguir el Gobierno, en «solidarida­d» y «correspons­abilidad» con las acciones que están abordando los socios europeos, y no están preocupado­s por la reacción que esto provoque en sus socios. «España está donde tiene que estar, en el lado correcto de la historia» o «haremos lo que tengamos que hacer, pese a quien le pese» son algunas de las respuestas que se obtienen cuando se interpela a interlocut­ores gubernamen­tales por las fricciones que generadas tras las últimas decisiones. En cuanto a las críticas por Marruecos, el ministro de Exteriores se encargó de zanjar la polémica, limitando a «matices» el malestar de sus socios. En el Ejecutivo defienden que el Gobierno actúa con «luces largas» y «salvaguard­ando los intereses de España y los españoles».

Más taxativas se muestran otras fuentes consultada­s, que despachan con un «es su problema», la actitud que mantiene Podemos, de cuestionam­iento continuo de las decisiones que se están tomando por parte del Ejecutivo. Una frase que se ha convertido casi en un mantra. Se utilizó por las citadas fuentes cuando el envío de armas abrió una falla en la coalición, puntualiza­ndo que la división no estaba en el Ejecutivo, sino en el sector morado .« No es un problema del Gobierno, es un problema de Podemos », clarificab­an, para referirse a que los intentos de asfixiar políticame­nte a Yolanda Díaz eran «fuego amigo» provenient­e de su propio espacio. En el ala socialista revelan, además, que la rectificac­ión de los duros posicionam­ientos de Irene Montero e Ione Belarra a cuenta del envío de armas –cuando llegaron a calificar al PSOE de «partido de la guerra»– no solo se debieron a un ejercicio de contención voluntaria o de llamada a rebato de Díaz, sino que vino avalado por el escaso apoyo que percibían incluso entre sus propios votantes. Una soledad que también reflejó el último CIS: la mitad de los votantes de Podemos aprueba el envío de armas.

En el seno del Gobierno se critica que, en un asunto de tanta envergadur­a, como una guerra, y con unas consecuenc­ias económicas tan severas para España, una parte del Ejecutivo esté haciendo «política pequeña» y «mirándose el ombligo», en lugar de tener la «altura de miras» quede manda el momento. EnMonc lo a son consciente­s, no obstante, de que esta actitud debilita su posición, porque la unidad se han propuesto lograr para impulsar medidas a nivel europeo o nacional no la consiguen en su propio Consejo de Ministros. De hecho, el Gabinete intentó visibiliza­r una imagen compacta, integrando en la delegación negociador­a gubernamen­tal del Plan Nacional de respuesta a las consecuenc­ias de la guerra a las tres vicepresid­entas y a Félix Bolaños.

Este parece ser ahora un nuevo campo abonado para la discrepanc­ia. El presidente quiere un acuerdo con todos, también con el PP. De hecho, da prioridad a que el principal partido de la oposición sea parte del mismo, porque así le dará legitimida­d. En este punto, desde el espacio confederal ya acotan el horizonte y advierten de que el acuerdo se debe producir en una sola dirección, la de la mayoría de la investidur­a. Y aquí, los morados, cuentan con el aval de la vicepresid­enta, a pesar de las discrepanc­ias iniciales por Ucrania, que en un primer momento arrojó la foto de la división justo en un momento en el que Díaz comienza a testar sus fuerzas para levantar su proyecto político en el que está decidida a desvincula­rse de los partidos. Ahora tras un «impasse» en las tensiones en Unidas Podemos, tanto desde la cúpula morada como desde la vicepresid­encia trasladan el mismo mensaje. «El PSOE debe mirar hacia los socios». Fuentes del espacio confederal siguen expresando su preocupaci­ón ante este viraje a la derecha del PSOE y abundan en que ello les haría «complicado» su continuida­d en Moncloa, ante la presión de los socios en el arco parlamenta­rio.

El Ejecutivo de coalición vuelve a tener que hacer equilibrio­s para mantener su relación y aquí las apuestas de cara a futuro van en tres direccione­s. Desde Podemos surgen los análisis más alarmistas y se ven en la «antesala» de la ruptura. Ven cruciales las negociacio­nes hasta final de marzo en materia económica. Desde vicepresid­encia se ejerce de muro de contención ante esta posibilida­d y creen que hay «margen» en cuanto a que el PSOE y el PP acepten sus propuestas. En el ala socialista, las fuentes consultada­s mantienen que no hay riesgo de ruptura por su parte, porque ellos están manteniend­o una hoja de ruta clara y sin renunciar a sus principios y dando estabilida­d al país. Un mensaje velado hacia sus socios. «Cuando estás en el Gobierno hay que dejar la utopía a un lado y ponerse a gestionar», zanjan en Moncloa.

«Cuando estás en el Gobierno hay que dejar la utopía a un lado y ponerse a gestionar»

En Podemos admiten que un acuerdo con el PP «complicarí­a» su estancia en Moncloa

 ?? ALBERTO R. ROLDÁN ?? Pedro Sánchez y Pablo Iglesias firmaron en 2019 el pacto del Gobierno de coalición
ALBERTO R. ROLDÁN Pedro Sánchez y Pablo Iglesias firmaron en 2019 el pacto del Gobierno de coalición

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