Francisco adelgaza y profesionaliza la Curia romana
► El Papa reforma el Vaticano con la Constitución «Praedicate Evangelium»
ha puesto sobre el papel su reforma que busca una profesionalización, socialización, desclericalización y descentralización de los órganos de gobierno del Vaticano y, por ende, de toda la Iglesia. Ayer dio luz verde a la Constitución Apostólica «Praedicate Evangelium» que en 240 artículos busca, como explica el Papa en el propio texto, «predicar el Evangelio: la tarea que el Señor Jesús encomendó a sus discípulos».
Para el pontífice, la reforma «no es un fin en sí misma, sino un medio para dar un fuerte testimonio cristiano y fomentar una evangelización más eficaz». Así, el documento legislativo sustituye a la «Pastor Bonus» de Juan Pablo II, vigente desde 1988, y responde al encargo que los cardenales hicieron al futurible líder católico en las reuniones previas al cónclave que eligió a Bergoglio. Perfilada antes de la pandemia, su publicación se ha retrasado tras múltiples aportaciones y revisiones, en tanto que el Papa argentino busca que no haya ningún cabo suelto. El objetivo inicial es que la nueva «Carta Magna» tenga una esperanza de vida de tres décadas.
Sobre el papel, se da un vuelco a los «ministerios» vaticanos, reduciendo su número para optimizar recursos. El sucesor de Pedro hace realidad su empeño de poner la Doctrina Social en primera línea de acción creando un «súper» Dicasterio para la Evangelización en el que fusiona Congregación para la Evangelización de los Pueblos (Propaganda Fide) y el Consejo Pontificio para la Promoción de la Nueva Evangelización. Consciente de la importancia de este giro, Francisco asumirá la presidencia de este «mega ministerio» para su tutela en una primera etapa. En esta misma línea de lo social crea el Dicasterio para el Servicio de la Caridad que coordinará «en cualquier lugar del mundo las obras de asistencia hacia los más pobres».
Al estilo de otros países que priman la austeridad en sus Ejecutivos, Francisco ha unido, por ejemplo, los departamentos de Educación y Cultura en uno solo. Además, introduce la oficina anFrancisco tiabusos en el organigrama priorizando la lucha contra esta lacra al instituir la Comisión Pontificia para la Protección de Menores.
En paralelo, el Papa quita poder a Roma en aras de «una sana descentralización». «Se propone dejar la competencia de los pastores diocesanos la facultad de resolver en el ejercicio de su propia tarea de maestros y de pastores las cuestiones que conocen bien, que no tocan la unidad de la doctrina, de la disciplina y de la comunión», subraya el documento ante el temor latente de algunos sectores eclesiales a una« protestan tiza mi tan do ción» de la unidad católica.
Además, «Praedicate Evangelium» detalla que «todos» los católicos, no solo los clérigos, «deben» asumir «funciones de gobierno y responsabilidad». De esta manera, se apuesta por un perfil de liderazgo profesional, lilos lilos mandatos a cinco años, y oficializando el «criterio de universalización» en los nombramientos para reducir la mayoría italiana que algunos identifican como un lastre para una mayor transparencia y eficacia.
A la espera de que el 5 de junio entren en vigor estos cambios, Francisco es consciente de las resistencias que implicará su aterrizaje. Tanto es así, que en el nuevo texto admite que «ciertamente alcanzar tal meta no es fácil», sabedor que «requiere tiempo, determinación y, sobre todo, la colaboración de todos».
El pontífice empodera la comisión antiabusos dentro del nuevo organigrama romano