Un informe clínico
SeréSeré tan lacónico e inexpresivo como suele serlo ese tipo de documentos. La evolución del virus que nos aflige no augura nada bueno y me obliga a aportar un testimonio estrictamente personal. He sido un buen chico. Fui uno de los primeros en confinarme cuando el gobierno lo decretó. Durante los tres primeros meses sólo salí de casa para hacerme los análisis que entonces eran de rigor. Permanecí aislado en mi domicilio para evitar, en la medida de lo posible, que el virus, caso de aparecer, me contaminaseocontaminaraalaspersonas –esposa, hijo de pocos años y empleada de hogar– con las que convivo. En junio de 2020 empecé a salir de mi encierro, me incorporé cautelosamente a mis tareas, respetando siempre las medidas, eficaces o no, que las autoridades sanitarias, políticas y policiales, nos sugerían o nos imponían, y me puse, una tras otra y siempre dentro de plazo, las tres vacunas de rigor. Las dos primeras no me produjeron reacción inmediata. Poco después de la segunda empecé a sufrir amagos superficiales de angina de pecho en situaciones de estrés. Siguen sujetas a control, pero no hay ninguna evidencia de que su factor desencadenante haya sido esas vacunas.
El 7 de diciembre de 2021, inmediatamente después de ponerme la tercera, empezó a dolerme la garganta, sobre todo al tragar, y doliendo sigue, aunque no de modo alarmante. He ido en un par de ocasiones al otorrino. «Es sólo una ligera irritación», me ha dicho. «No tiene importancia».Ynoselahedado.EnNavidadpesqué, por fin, el virus a pesar de las tres vacunas. Fui asintomático, pero por si las moscas de los posibles coágulos y sucesivos trombos me hice poco después un análisis de sangre para averiguar cómo andaba de dímeros y de troponina, que son marcadores de las amenazas de trombosis profunda o pulmonar. La troponina estaba bien, pero los dímeros andaban disparados. No se inquieten. Ya los he metido en cintura.
La OMS acaba de reconocer que la covid persistente es una enfermedad propiamente dicha, quizá crónica, y no una mera coletilla... La situación es inquietante. Volveré sobre ello. Esta columna no da para más.